Dos esferas precolombinas son sometidas a proceso de conservación y restauración “in situ»

  • Corresponde a esferas B y D de alineamientos en monumento arqueológico Finca 6 en Palmar Sur de Osa.
  • Trabajos forman parte de proceso sistemático de conservación- restauración de esferas de piedra que corresponden a los sitios Patrimonio Mundial.
  • Estos trabajos en Finca 6 se retoman luego de que en 2021 debieron ser suspendidos por la COVID 19.

San José, 24 de marzo de 2022. Como parte de un proceso científico y sistemático, el Museo Nacional de Costa Rica y la Escuela Nacional de Conservación, Restauración y Museografía (ENCRyM-INAH, México), retoman en este 2022 las temporadas de campo de intervención y restauración de esferas precolombinas ubicadas en el monumento arqueológico Finca 6, uno de los sitios declarados como Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en el 2014.

El proyecto “Conservación en los Asentamientos Cacicales Precolombinos con esferas de piedra en el Delta del Diquís”, está inscrito en el Programa de Cooperación Bilateral Educativo-Cultural entre México y Costa Rica.

Las labores de campo iniciaron el 14 de marzo y se extienden hasta el 31 de marzo. La intervención en este año, por parte del equipo interdisciplinario, se concentra en la conservación y restauración de las esferas B y D del monumento Finca 6; cada una pertenece a los dos únicos alineamientos in situ conservados en la actualidad, en el territorio del Diquís.

“La esfera B, tiene la particularidad de ser la más grande y alterada del monumento arqueológico Finca 6, mide 1.90 metros de diámetro y se encuentra semienterrada; por su parte la esfera D mide 1.80 metros, presenta diversas grietas y faltantes, y también está semienterrada”, explica la especialista mexicana, Dra. Isabel Medina González. Ambas esferas fueron esculpidas en piedra conocida como gabro y tienen una antigüedad de más de 500 años. 

“Las cinco esferas que forman parte de los dos alineamientos en el monumento Finca 6, presentan similitudes en las alteraciones presentes en sus superficies. Por este motivo, el trabajo de campo es sistemático y amparado en investigación científica previa y experiencias que hemos desarrollado en los últimos cuatro años de las intervenciones in situ de esferas en estos monumentos”, explicó el arqueólogo y conservador del Museo Nacional, Javier Fallas. 

Proceso de conservación-restauración

A partir de los diagnósticos efectuados desde 2017, los especialistas proceden a desenterrarlas, realizan una documentación fotográfica del inicio del proceso, para después hacer las intervenciones directas, que comienzan con una limpieza no abrasiva de las superficies, tanto en seco como en húmedo. 

Luego, se llevan a cabo labores de consolidación de los sectores con cierta vulnerabilidad, aplicando ribetes y resanes de protección en las grietas y los faltantes de las esferas. Estas intervenciones se realizan con morteros a base de cal y arena, lo cual permite detener el avance de ciertas alteraciones, sobre todo de las coronas, que es la parte que quedará expuesta. 

Las esferas son intervenidas con materiales compatibles con la composición de la roca con la que elaboraron las esferas. “Gracias a las pruebas efectuadas en el 2017 y 2018, y sus monitoreos periódicos, sabemos que la mezcla de cal y arena es la más adecuada para intervenir estos monumentos. Después de 5 años de pruebas con capas de sacrificio, sometidas a las condiciones extremas de calor y humedad de la zona sur de Costa Rica, ya sabemos que esta es la combinación de materiales que se asemeja a la composición mineralógica de la piedra con que fueron elaborados por nuestros ancestros estos monolitos” explicó Javier Fallas del Departamento de Protección del Patrimonio Cultural del MNCR.

Además de su protección, para el equipo interventor es importante mostrar la evidencia de los cientos de años de antigüedad “Nuestra intención es protegerlas, siempre preservando los valores únicos y excepcionales, así como la integridad y la autenticidad que las hacen relevantes y significativas como un legado precolombino de las poblaciones antiguas del Diquís”, agregó la Dra. Medina-González. 

Una vez que las piezas están reintegradas con los morteros, los resanes y los ribetes, son coloreados en su superficie con pigmentos, con el fin de lograr en la reintegración cromática cierta semejanza de color y textura que favorezca la lectura de estas esculturas, explicó Alonso Silva, especialista en conservación del Museo Nacional.

Al concluir el proceso de intervención directa de las esferas, se tomarán algunas medidas de conservación preventiva para favorecer su preservación, para ello “es necesario re-enterrarlas, ya que dejarlas completamente expuestas podría acelerar los procesos de alteración que las dañarían de forma irreversible”, agregó Isabel Medina. El re-enterramiento es una técnica internacionalmente aceptada para favorecer la preservación de bienes arqueológicos in situ; en el caso de las esferas de Finca 6, este proceso consiste en la sustitución de sedimento arcilloso por arena inerte, un proceso que ha probado ser exitoso en el control de humedad y de la acidez en el depósito, así como el control de microflora y plantas superiores en superficie”, concluyó la especialista.