- MEP invirtió unos ¢405 millones en este centro educativo, el cual había sufrido daños en el terremoto de 2012.
- Escuela Montero y Palito cuenta con nuevas aulas para educación preescolar, educación especial y cómputo, comedor estudiantil, una casa para el maestro y área administrativa.
- Tras referirse a las dolorosas necesidades económicas en la isla, la directora del centro educativo aseguró que la niñez de esta comunidad ahora podrá contar con las mismas condiciones que otros escolares.
Puntarenas. La escuela Montero y Palito, ubicada en Isla de Chira, provincia de Puntarenas, tiene un nuevo rostro gracias a las mejoras en su infraestructura realizadas por el Ministerio de Educación Pública, con una inversión de ¢405 millones.
Las obras en el centro educativo –que beneficiarán a 122 estudiantes- incluyeron la construcción de siete aulas para el desarrollo de educación preescolar, educación especial, atención integral, área académica y cómputo.
Además, un área administrativa para el personal docente y administrativo, un comedor estudiantil, una caseta para el guarda de seguridad y la casa del maestro.
También se desarrollaron obras complementarias como la reparación de una bodega, instalación de césped, paso cubierto y alarma contra incendios.
Guiselle Fernández Medina, directora de la institución, afirmó que desde hace varios años tienen mucho interés por mejorar las condiciones de la escuela, la cual resultó afectada por el terremoto de 2012 en Guanacaste.
“Gracias al trabajo de la Junta de Educación se ha logrado realizar las gestiones para el beneficio del estudiantado. Como directora siento la responsabilidad de que mis niños tengan las mismas condiciones que un escolar que vive con mejores garantías para su desarrollo”, manifestó Fernández.
Agregó que su comunidad está conformada por hijas e hijos de pescadores y “las necesidades económicas son dolorosas en la región”.
Para ella, contar en la escuela con un baño, un lavatorio y toallas de papel es algo muy importante para los niños y niñas que no tienen esas facilidades en sus hogares y es el centro educativo el que debe brindar insumos para que “esas acciones que son diarias, mecánicas y normales para muchas personas, estén al alcance del estudiantado”.
Quienes integran la junta de educación de la Escuela Montero y Palito, en su mayoría no tienen hijos matriculados en el servicio, sino que trabajan por el progreso de la comunidad.
Lilliana Martínez, presidenta de la Junta de Educación, manifestó que, al ser partícipe de la junta, su vida ha tomado un significado muy hermoso; para ella, dijo, es como haber cursado la universidad.
“Escuchar las palabras de felicidad y sorpresa de la comunidad es sumamente satisfactorio para la Junta”, concluyó.