- En su discurso ante el pleno de la Asamblea General de la ONU, el presidente de Costa Rica clamó por más recursos para el desarrollo de los países emergentes como Costa Rica, la lucha contra la pandemia y contrarrestar la crisis climática, y menos para la industria bélica.
- “Si el COVID-19 es una alerta temprana a la humanidad, la crisis climática y la desigualdad son las grandes amenazas a la seguridad humana de ésta y la próxima generación”, exclamó.
- Partiendo de que la salud es un bien público global, destacó el trabajo de Costa Rica, la OMS y 40 Estados para que las pruebas, tratamientos y tecnologías contra el COVID-19 sean accesibles para todos, en todo lugar.
- Asimismo, instó por la transformación del Consejo de Seguridad de la ONU que “genere los incentivos para trasladar los recursos humanos y económicos del mundo hacia el desarrollo y la paz y no hacia la industria bélica”.
Después de lamentar los estragos causados por la pandemia del COVID-19 a escala planetaria —de índole sanitaria, económica y social y de desarrollo y seguridad—, el presidente de Costa Rica, Carlos Alvarado, exclamó que el virus “parece ser solo una alerta temprana de lo que debe enfrentar la Humanidad en lo inmediato y en las próximas décadas”.
“Este es un camino que el planeta debe recorrer unido para superarlo. La solidaridad y el multilateralismo cobran hoy un mayor sentido”, dijo el gobernante costarricense al dirigirse al pleno de la Asamblea General de las Naciones Unidas este martes 22 de setiembre, ante una audiencia encabezada por el diplomático turco Vokan Bozkir, presidente de la Asamblea, y António Guterres, su Secretario General.
En su intervención de más de 21 minutos, Alvarado hizo énfasis en que el trabajo en equipo, incluso entre sectores antagónicos, es esencial no solo para combatir el COVID-19, sino para afrontar los demás retos que tiene el mundo: la atención de las migraciones, la lucha contra el tráfico ilegal de personas, armas y drogas, la lucha contra la pobreza y por el desarrollo, por la seguridad humana, los derechos de las mujeres y contra la amenaza de la crisis climática.
Como ejemplo de trabajo unificado y ajeno a egoísmos, Alvarado recordó las propuestas concretas que Costa Rica y otros países elevaron al seno de la Organización Mundial de la Salud (OMS) en las primeras semanas de la pandemia.
“El 29 de mayo, Costa Rica, la OMS y 40 estados más lanzamos una plataforma de intercambio de información, conocimiento y propiedad intelectual para que las pruebas, tratamientos y tecnologías contra el COVID-19 sean accesibles para todos, en todo lugar”, partiendo de que la salud es un bien público global y la OMS está llamada a liderar la respuesta multilateral a la pandemia.
Alvarado recalcó la importancia de que una vez encontradas las vacunas contra el virus, éstas sean recibidas de primero por los grupos más vulnerables, personas mayores, con factores de riesgo, mujeres y niñas, pueblos indígenas y afrodescendientes, privados de libertad y trabajadores de la salud y personal en la primera línea de respuesta al virus.
Punto y seguido, recordó una segunda propuesta que Costa Rica impulsa en el seno de la ONU. Se trata del Fondo para el Alivio de la Economía del COVID-19 o FACE, por sus siglas en inglés.
“Un fondo de apoyo extraordinario de medio trillón de dólares, financiado con el 0,7% del Producto Interno Bruto (PIB) de las economías más grandes y fuertes del mundo, —aquellas que representan el 80% del PIB mundial—, para ser intermediados por uno o varios bancos multilaterales de desarrollo, como préstamos concesionales a los países en desarrollo. Los fondos serían prestados a largo plazo y a tasas fijas”, explicó Alvarado.
“Actuar de manera decisiva, innovadora y organizada es nuestra única opción para evitar la desestabilización económica de nuestros países y del sistema financiero global … y de cumplir con el compromiso de no dejar a nadie atrás”, aseveró el gobernante costarricense.
Más recursos, menos armamento
Reafirmando la vocación pacífica de Costa Rica, Alvarado habló de la importancia de priorizar los esfuerzos de organismos como la ONU. “Priorizar hoy significa: menos armamento, más recursos para el desarrollo. Más recursos para lucha contra la pandemia, más recursos para contrarrestar la crisis climática, más recursos para los ODS. Y menos militarización y muerte. Esa es la verdadera seguridad humana de los pueblos”.
Alvarado remarcó sus argumentos -planteados la víspera en este mismo foro- de que el crecimiento del gasto militar en 2019 fue el mayor de la última década y el más alto desde el fin de la Guerra Fría.
“Con el costo de un tanque de guerra se podría tratar a 26.000 personas contra la malaria y, con el costo de un portaaviones, se podría reforestar un área más grande que el Estado de la Florida. Esto también es equivalente al tamaño de Suiza, Holanda, Luxemburgo y Bélgica juntos”, ejemplificó Alvarado, citando datos de la Oficina Internacional de la Paz.
“Nuestros recursos y prioridades deben confluir en la concreción del programa de desarrollo humano más ambicioso y completo jamás concebido: la Agenda 2030 y los Objetivos del Desarrollo Sostenible”, los cuales proporcionan un modelo para superar la crisis actual y las futuras. “Las sociedades más justas, equitativas y sostenibles son más resilientes ante las desigualdades que esta terrible pandemia ha revelado y ampliado”, aseveró.
Para el presidente Alvarado, la reforma de la arquitectura de seguridad colectiva no puede posponerse más y dentro de este nuevo paradigma, el Consejo de Seguridad de la ONU debería variar su nombre y adoptar el de Consejo de Seguridad Humana, un órgano más democrático, representativo, responsable y transparente.
Debe convertirse en “un Consejo que examine las causas profundas de los conflictos y no solo sus síntomas. Un Consejo de Seguridad Humana que genere los incentivos para trasladar los recursos humanos y económicos del mundo hacia el desarrollo y la paz y no hacia la industria bélica. Un Consejo capaz de superar sus profundas divisiones internas para trabajar unido y con una sola voz”, remarcó Alvarado.
La impunidad es inaceptable
Al mediar su discurso, el presidente Alvarado recordó que Costa Rica respalda el código de conducta relativo a la actuación del Consejo de Seguridad en los casos de genocidio, los crímenes de lesa humanidad y los crímenes de guerra y que se convoque a la Asamblea General para examinar la cuestión cada vez que se emita un veto en el Consejo de Seguridad.
“La impunidad no es aceptable”, dijo, tras reafirmar el firme compromiso de Costa Rica con los principios y valores consagrados en el Estatuto de Roma, así como con preservar la integridad e independencia de la Corte Penal Internacional.
En otros temas, llamó a «una solución justa en la cuestión Palestina», comenzando por la reanudación de las conversaciones de paz, la creación de dos Estados sobre la base de las resoluciones pertinentes del Consejo de Seguridad, que coexistan en democracia, justicia y paz, al tiempo que celebró los acuerdos de paz entre Israel, Emiratos Árabes Unidos y Bahréin.
Para la región latinoamericana, llamó al cese del bloque económico a Cuba, que «afecta a su población», pidió una solución pacífica, expedita y democrática a la situación de Venezuela, y llamó la atención sobre Nicaragua, enfatizando en las preocupaciones externadas por la Alta Comisionada para los Derechos Humanos, Michelle Bachelet.
El pueblo haitiano también estuvo presente en las palabras del mandatario. “El drama que vive Haití llama a la acción conjunta. Son caravanas de hombres, mujeres, niños y niñas haitianas las que recorren América en busca de mejores condiciones, y es tiempo de que de manera conjunta ayudemos a resolver esta grave situación humanitaria”, señaló.
Crisis climática y desigualdad
“Si el COVID-19 es una alerta temprana a la humanidad, la crisis climática y la desigualdad son las grandes amenazas a la seguridad humana de esta y la próxima generación”, una tarea compleja que requiere “la implementación de los instrumentos de desarrollo sostenible más relevantes que son la Agenda 2030, el Acuerdo de París, la Agenda de Acción de Addis Abeba, y el marco de la biodiversidad mundial posterior a 2020 y el Marco de Sendai”.
En esa misma línea, Alvarado resaltó la importancia de medidas de alivio de la deuda, asistencia oficial para el desarrollo y la cooperación internacional como forma de cerrar la brecha entre las acciones necesarias y los objetivos de desarrollo que persigue.
Los océanos y su biodiversidad, como el siguiente territorio por proteger, fueron parte del discurso del mandatario. “Costa Rica participa activamente en las negociaciones del nuevo acuerdo para la protección de la biodiversidad en áreas fuera de las jurisdicciones nacionales y en las negociaciones de las regulaciones del Código de Minería que se llevan a cabo en la Autoridad de Fondos Marinos”, dijo Alvarado.
Al mismo tiempo, recordó que Costa Rica promueve, junto con Francia, la coalición que busca que un 30% de los territorios terrestres y marítimos del planeta estén protegidos para el año 2030, como una solución basada en la naturaleza para luchar contra la crisis climática.
“Toda pandemia que ha afectado a la humanidad a lo largo de su historia se ha ido. La pregunta es que tan bien las afrontamos y que tan bien parados salimos de ella. Vamos a superar esta crisis, pero ¿cómo queremos que sea ese renacer? El renacer debe instaurar economías inclusivas, sostenibles, descarbonizadas y respetuosas de los derechos humanos”, cerró el presidente Alvarado.