- Así lo expresaron privadas de libertad quienes desde abril fabrican ropa hospitalaria para abastecer a la CCSS en la cruzada contra el COVID-19.
- “Sentimos que somos parte de un proceso de reinserción social y que estamos apoyando a la situación que está pasando el país”, detalló Rosa Mena en conversación virtual con la ministra de Justicia, Fiorella Salazar.
- La jerarca, por su parte, destacó que con este proyecto, las mujeres reaprenden la disciplina laboral y se sienten útiles a la sociedad con su aporte desde un centro penitenciario en la lucha contra la pandemia.
20 de agosto del 2020. “A través de este proyecto sentimos que somos parte de un proceso de reinserción social, que estamos retomando la vida que dejamos atrás. Agradezco mucho a Justicia, al INA y a la Caja. Siento que estoy apoyando al país frente a la situación que estamos pasando”.
Así lo expresó Rosa Mena Ortega a la ministra de Justicia y Paz, Fiorella Salazar Rojas, a través de la pantalla, desde el Taller Industrial del Centro de Atención Institucional (CAI) Vilma Curling Rivera.
Este fue uno de los emotivos testimonios que afloraron este miércoles durante un encuentro virtual que sostuvo la jerarca con las mujeres privadas de libertad que, desde abril pasado, fabrican en el taller ropa hospitalaria con el fin de abastecer a la Caja Costarricense de Seguro Social (CCSS) en la cruzada nacional contra el Covid-19.
Actualmente, 17 mujeres producen en máquinas industriales donadas por el Instituto Nacional de Aprendizaje (INA) variedad de ropa hospitalaria: sábanas, fundas, paños médicos, bolsas para guardar la ropa de los bebés en el Hospital Nacional de Niños. De unas 1200 prendas que comenzaron a fabricar por semana, en la actualidad producen aproximadamente 6800.
De esta manera, la ministra quiso brindarles un reconocimiento especial y agradecerles por la labor que han desarrollado durante estos meses, con rigurosidad y eficiencia, en los que prácticamente todas las instituciones del país han articulado esfuerzos para hacerle frente a la pandemia.
“Para ellas esto significa muchas cosas. Desde reaprender la disciplina propia de los horarios laborales, hasta el reconocimiento del aporte que están haciendo a la sociedad y el orgullo de sentirse útiles en la lucha contra el Covid-19. ¡Esto es Costa Rica! Estas son las mujeres que están aportando desde dentro de un centro penitenciario”, expresó Salazar.
Alta calidad. También participó del encuentro Amparito Durán Bermúdez. Ella trabaja en la sastrería del Ministerio de Seguridad Pública y, gracias a un convenio con Justicia, supervisa y capacita a las trabajadoras del taller, quienes inicialmente también fueron instruidas por personal del INA.
Durán comentó que los mismos personeros de la CCSS las han felicitado por la buena calidad del producto que sale del Vilma Curling, así como por la rapidez en las entregas.
“La calidad es muy importante para la CCSS al tratarse de indumentaria que se utiliza en labores tan delicadas. La institución puede devolver las prendas si ven que no cumple con los estándares que exigen, y hasta el momento no hemos tenido devoluciones”, enfatizó Durán.
Un encuentro emotivo. Después de expresarles su agradecimiento, la ministra invitó a las mujeres privadas de libertad para que tomaran la palabra y contaran su experiencia. Ellas no desaprovecharon el llamado y, una a una, relataron lo vivido, lo aprendido, pero también el futuro que vislumbraban.
“Este proyecto ha sido espectacular. Hemos demostrado que somos capaces del cambio. Que podemos volver a lo que un día fuimos”, expresó Sonia Alvarado, mientras sus compañeras, reunidas en ese taller que les brinda un aire de libertad, la miraban expectantes.
Una de ellas, Maribel Cisneros Guerrero, externó que “con este granito de arena, también aportamos a nuestras familias, porque somos jefas de hogar. Demostramos que somos mujeres emprendedoras capaces de hacer cosas útiles”.
La última en hablar deparó la que fue, quizás, la nota más emotiva de este conversatorio virtual.
“Hoy recibí la noticia de que me dieron la libertad, y hasta me dan ganas de llevarme una máquina para seguir trabajando”, dijo Haydée Esquivel Chávez, como empujando las palabras para que la felicidad no le ahogara la voz. Ella pasará esta semana al régimen Semi-Institucional.
“Quiero agradecerles muchísimo por compartir este rato y permitirme escuchar sus historias. Hay que llenarse de herramientas para la vida y de positivismo”, concluyó la ministra.