Estudiantes y docentes de Limón 2000 reciben baterías sanitarias, pupitres y dinero para 20 pizarras y toldos

  • MEP giró, en los últimos días, ¢26 millones para atención de problemas en Limón 2000.
    • Al mismo tiempo, DIEE avanza en los trámites para la construcción de la nueva escuela. Obra está proyectada para iniciar en octubre
    • Ministerio solicita a los padres y madres de familia de Limón 2000 enviar a sus hijos a clases de nuevo para no interrumpir los procesos de aprendizaje

    El Ministerio de Educación Pública (MEP) ya entregó a la Junta Educación de la Escuela Limón 2000, ubicada en el distrito de Río Blanco, Limón, los pupitres, las baterías sanitarias y el dinero para compra de pizarras.

    Esos compromisos fueron adquiridos por el MEP el 23 de abril para mejorar las condiciones de seis iglesias locales que funcionan como aulas desde febrero del presente año.

    Al mismo tiempo, la Dirección de Infraestructura y Equipamiento Educativo (DIEE) avanza en la calificación de las ocho ofertas presentadas por empresas constructoras para la construcción de un nuevo centro educativo para esa comunidad.

    Para la nueva escuela, la Junta de Educación tiene un presupuesto de ¢1.600 millones y se proyecta que iniciará en octubre de este año.

    Andrea Obando, directora de la DIEE, indicó que los pupitres nuevos y las baterías sanitarias ya fueron entregadas y los proveedores de las pizarras y toldos instalarán entregarán esos equipos en los próximos días.

    Ivonne Wricht Russell, directora de la institución, confirmó que ya recibieron las baterías sanitarias que cumplen con disposiciones de la ley 7.600.

    “El MEP nos trajo 200 pupitres, es decir, 100 más de lo que habíamos pedido, con eso  esperamos recibir a los estudiantes con mejores condiciones en las 6 iglesias”, expresó la funcionaria.

    María Alexandra Ulate, directora de Desarrollo Curricular del MEP, enfatizó que es importante que los niños y niñas de la escuela Limón 2000 vuelvan a clases para no afectar su aprendizaje.

    “Los planes de estudios y los procesos que realizan las maestras en el aula están planificados de manera continua, si un niño o niña deja de asistir al aula se interrumpe el proceso de construcción de conocimiento y eso provoca que el docente tenga que devolverse y eso genera un retroceso”, dijo Ulate.

    “No asistir a las aulas es algo grave en el proceso de aprendizaje, porque todos los esfuerzos hechos en los primeros meses del año se paralizan”, agregó.  

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