Costa Rica garantiza futuro de su matriz eléctrica renovable

Después de siete décadas de desarrollo eléctrico, la capacidad instalada del país resulta suficiente para solventar los requerimientos de la demanda en los próximos diez años.  

Se ha reducido a la mitad la tasa de crecimiento del consumo eléctrico en la última década, condición similar en países de la región.

 

Costa Rica podrá sacar del sistema plantas térmicas obsoletas y desplazar la construcción de proyectos de generación como El Diquís.

 

Plan de Expansión de la Generación 2018 prevé la inserción de plantas geotérmicas, eólicas y solares al Sistema Eléctrico Nacional.

 

País dedicará esfuerzos a convergencia tecnológica, redes inteligentes y electromovilidad.

El nuevo Plan de Expansión de la Generación (PEG), documento técnico y especializado, elaborado por el Instituto Costarricense de Electricidad (ICE) y publicado este 2 de noviembre, muestra que la capacidad instalada del parque de generación en operación, aunada a los proyectos que entrarán en los próximos tres años, resulta suficiente para solventar la demanda eléctrica en la siguiente década.

Esto garantiza la consolidación de un modelo basado en fuentes renovables.

El PEG se actualiza bianualmente y permite identificar las necesidades de recursos –en un plazo de 15 a 20 años– asociadas a infraestructura de generación eléctrica. Además, proporciona una referencia para la fijación de las tarifas y los estudios de mercado.

De acuerdo con Javier Orozco, director de Planificación y Desarrollo Eléctrico del ICE, “los planes de expansión son el marco de referencia de Costa Rica para el desarrollo eléctrico de mediano y de largo plazo, y su construcción es un proceso dinámico que se ajusta periódicamente con la información que nos suministran las proyecciones de demanda”.

La incorporación de nuevas tecnologías, el cambio en los patrones de consumo, la generación distribuida, las políticas de eficiencia energética, la migración de la industria de procesos de manufactura a servicios y la contracción económica, son los factores que han reducido el crecimiento de la demanda eléctrica en el país. Esta es una tendencia en el resto de Centroamérica y en otros países de Latinoamérica, como México y Brasil.

Esta condición permitirá, en los próximos dos años y sin afectar la confiabilidad del sistema, la salida de operación de las plantas térmicas Barranca y San Antonio, que operan desde hace más de 40 años.

La suficiencia del parque eléctrico conllevará al desplazamiento de la ejecución del geotérmico Borinquen 1 y la suspensión indefinida del hidroeléctrico El Diquís (Ver siguiente página). Adicionalmente, se aplazarán proyectos de repotenciación de generación y se reprogramarán estudios de preinversión de futuros proyectos.

El PEG establece la mejor combinación y la secuencia de proyectos para atender la demanda futura, considerando todas las opciones disponibles para el país, que satisfacen los requerimientos técnicos, económicos y ambientales, así como las políticas nacionales en materia energética.

“De la mano del ICE, Costa Rica ha desarrollado un parque eléctrico robusto, que nos ha permitido garantizar el suministro al país. Hoy, las proyecciones de demanda nos indican que tenemos resueltos los requerimientos de electricidad por una década más”, indicó Luis Pacheco, director corporativo de Electricidad del ICE.

La matriz eléctrica del país está conformada por recursos renovables: agua, viento, geotermia, biomasa y sol. Esta combinación ha permitido que Costa Rica sobrepase el 98% de generación renovable en su Sistema Eléctrico Nacional (SEN) en los últimos cuatro años.

“La adición de los proyectos geotérmicos Pailas 2 y del nuevo campo geotérmico Borinquen, más la combinación de más plantas solares, eólicas e hidroeléctricas, consolidan una matriz renovable, limpia y con diversidad de fuentes”, explicó Irene Cañas, presidenta ejecutiva del ICE.

De acuerdo al PEG 2018, a partir de finales de 2017 y hasta 2034, el SEN adicionará a su capacidad instalada 653 megavatios; 280 megavatios corresponderán a plantas eólicas, 165 megavatios a geotérmicas, 161 megavatios a solares y 47 megavatios a hidroeléctricas. No se ampliará la capacidad de respaldo térmico.

 

Borinquen 1

De acuerdo con las proyecciones de la demanda eléctrica, en el PEG 2018, la entrada en operación del Proyecto Geotérmico Borinquen 1 se traslada de 2024 a 2026.

Para desarrollar el Campo Geotérmico Borinquen, ubicado al norte de Liberia, el ICE firmó en junio de 2017, un préstamo con la agencia de cooperación del Gobierno de Japón (JICA) e inició un proceso de negociación con el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), por lo que el Instituto ya comunicó a ambas entidades el ajuste en la entrada en operación de Borinquen 1 y coordina las acciones correspondientes.

Desplazamiento y suspensión de proyectos de generación

El Diquís

De acuerdo con las condiciones actuales de la demanda eléctrica, no se justifica desarrollar grandes proyectos de generación a mediano plazo, por lo que el PEG 2018 no considera la construcción del Proyecto Hidroeléctrico El Diquís.

El Diquís, proyecto de 650 megavatios de capacidad instalada, fue desde 2006, la mejor opción técnica y económica para garantizar la seguridad del sistema eléctrico renovable de Costa Rica, y se proyectaba como un promotor de desarrollo en la región.

Debido a su embalse de regulación anual, la construcción de El Diquís garantizaba energía firme para asegurar la generación renovable y para fortalecer la inserción de fuentes renovables (eólica, solar o biomásica) que, por su variabilidad, requieren generación de respaldo para asegurar la confiabilidad en la atención de la demanda.

Desde los PEG de 2012, 2014 y 2016, el requerimiento de El Diquís se ha trasladado en el tiempo, ajustándose a las necesidades de consumo y a la inserción de nuevas plantas en el mediano y el largo plazo (Ver infografía en siguiente página).

De 2008 a 2016, el ICE llevó a cabo el proceso de factibilidad técnica y actividades asociadas a la viabilidad socio ambiental de El Diquís. A la fecha, el Instituto invirtió ₡87.925 millones en la investigación geológica, los diseños, el desarrollo del Estudio de Impacto Ambiental (EsIA) –con la excepción de la consulta indígena–, obras logísticas, caminos de acceso, obras comunales y adquisición de propiedades.

Los recursos provinieron del rédito para el desarrollo que el ICE recibe para invertir en los requerimientos futuros del sistema eléctrico, desde las etapas de planificación hasta la ejecución de las obras. Debido al desplazamiento de El Diquís en el tiempo, y atendiendo las buenas prácticas contables, los costos de preinversión se trasladarán a gastos y no impactarán en las tarifas.

“Una obra de la magnitud de El Diquís requiere completar una serie de procesos que le permitan, una vez obtenida la viabilidad ambiental, iniciar con el proceso constructivo. Una adecuada inversión previa ha sido la diferencia entre el desarrollo de obras de generación eléctrica y otra infraestructura pública del país”, indicó Alexander Solís, director de Ingeniería y Construcción del ICE.

En 2011, a partir de la visita del relator especial de la ONU sobre los Derechos de los Pueblos Indígenas, el ICE redujo las actividades de El Diquís, a la espera del establecimiento del Mecanismo de Consulta Indígena por parte del Poder Ejecutivo, proceso necesario para completar el componente social del EsIA.

Para finalizar el EsIA, el ICE presentó la solicitud de inicio de la consulta ante la Unidad Técnica de Consulta Indígena (UTCI) del Ministerio de la Presidencia, pero debido a que esta responsabilidad fue posteriormente asignada al Ministerio de Justicia y Paz, en espera de la concreción de la instancia permanente que atendería el tema, la consulta indígena fue retirada. Actualmente, ante las proyecciones de la demanda eléctrica, se tramitará en el momento que resulte oportuno.

Con relación a las proyecciones del PEG, la presidenta del Instituto agregó que “haber satisfecho las necesidades de inversión en generación es una gran oportunidad para el país, ya que hoy puede concentrar esfuerzos en convergencia tecnológica, redes inteligentes y electromovilidad. Para Costa Rica, el gran desafío ya no es aspirar a un modelo eléctrico renovable. Hoy nos corresponde innovar para consolidar este modelo, frente a los retos de la demanda eléctrica, la llegada de nuevas tecnologías en la industria eléctrica y condiciones como el cambio climático”, finalizó Cañas.

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