San José, 10 de julio de 2017. El Embajador de Estados Unidos, S. Fitzgerald Haney, anunció que el gobierno estadounidense contribuirá con más de $38 mil quinientos dólares para la preservación de las esferas de Diquís.
Con este dinero se realizará un estudio hidrológico entre julio de 2017 y diciembre del 2018 para analizar el comportamiento de los suelos y capas de la corteza terrestre en el sitio arqueológico de Finca 6, donde los ríos aledaños han cubierto con sedimentos la evidencia arqueológica del lugar. Con la información que se recopile, el Museo Nacional de Costa Rica podrá tomar decisiones mejor informadas sobre cómo redirigir esas aguas, además de proteger y preservar los sitios arqueológicos.
“Con este dinero también se delimitarán las cuatro propiedades que poseen evidencia arqueológica, lo cual es clave para el desarrollo responsable del lugar como destino turístico”, explicó el Embajador de Estados Unidos, S. Fitzgerald Haney, quien también indicó que este proyecto es solo una parte del compromiso de la sede diplomática con la zona sur del país y que complementará otras iniciativas con las que se promueve el desarrollo económico inclusivo en la región.
“La conservación del patrimonio cultural es una tarea que nos corresponde a todos y todas, y en esa línea, el apoyo de la Embajada de los Estados Unidos para alcanzar ese fin, representa un importante avance en el resguardo de las esferas precolombinas del Delta del Diquís, sitios que albergan verdaderos tesoros con un valor patrimonial e histórico de escala mundial”, afirmó Sylvie Durán Salvatierra, ministra de Cultura y Juventud.
Este financiamiento proviene del programa Fondo de Embajadores para la Preservación Cultural, implementado por el Departamento de Estado de Estados Unidos y que desde su creación en el 2001 ha otorgado más de 55 millones de dólares para apoyar más de 870 proyectos en más de 125 países alrededor del mundo.
Sitios cacicales con esferas precolombinas. Finca 6, Batambal, El Silencio y Grijalba-2, son los sitios arqueológicos ubicados en el Delta del Diquís, en el cantón de Osa, Costa Rica, declarados Patrimonio Mundial por la UNESCO en 2014.
Según datos del Museo Nacional, el conjunto de los sitios constituye una representación adecuada de las sociedades cacicales del Delta del Diquís, así como un testimonio excepcional de las complejas estructuras políticas, sociales y productivas que caracterizaron a las sociedades jerarquizadas precolombinas.
Sobre las características de estos sitios, Francisco Corrales, arqueólogo del Museo Nacional, indicó que se trata de sitios “representativos de las culturas cacicales precolombinas que tuvieron su apogeo entre 300 d.C. y 1.500 d.C. en la región sur del país. Los sitios contienen montículos artificiales, calzadas y áreas pavimentadas, zonas funerarias y su rasgo más significativo es la presencia de las características esferas de piedra, que sobresalen por su perfección, su variedad de tamaño y su emplazamiento en ubicaciones especiales. Estas esferas son un ejemplo excepcional de la extraordinaria capacidad artística y técnica de las sociedades cacicales precolombinas”.
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