Costa Rica líder en la construcción de un mundo sin armas nucleares

  • Antes de 1945 el planeta estaba libre de estas armas, hoy se estima que existen más de 15.000 ojivas nucleares, capaces de arrasar varias veces con toda la vida en el planeta.
  • El Canciller de Costa Rica, Manuel A. González Sanz, participó hoy en el segmento de alto nivel de la primera sesión de la Conferencia de Naciones Unidas, en Nueva York, para negociar un instrumento que prohíba el uso de armas nucleares.

    En su discurso, el Ministro González advirtió que la aniquilación nuclear es quizás la mayor amenaza que se cierne sobre el mundo, por lo que resulta lógico e imperativo este encuentro que pretende escribir una nueva página en la historia del desarme nuclear. 

    La Conferencia es presidida por Costa Rica, a través de la Embajadora Elayne Whyte Gómez, Representante Permanente de Costa Rica ante las Naciones Unidas en Ginebra y tendrá lugar del 27 al 31 de marzo y del 15 de junio al 7 de julio de 2017.

    En ésta materia el mundo ha ganado grandes luchas, en 1972 se proscribieron las armas biológicas, en 1993 se prohibieron las armas químicas. Cuatro años después, en 1997, las minas antipersonal y, en 2008 se adoptó una convención completa contra las municiones de racimo. Sin embargo, las armas nucleares, a pesar de ser las más devastadoras de todas, aún no están prohibidas.

    “El proceso que hoy inicia tiene claro su derrotero: vamos a llenar el vacío legal existente y a dotar al derecho internacional de un capítulo que debió haberse escrito hace mucho tiempo. La historia nos demuestra que la prohibición siempre precedió la eliminación del arma, al prohibir las armas nucleares vamos a crear la norma que deslegitimará el desarrollo, la posesión y el uso de las bombas atómicas”, afirmó el Canciller costarricense.

    Para Costa Rica, el instrumento jurídicamente vinculante que hoy inicia su proceso de redacción, no será un fin en sí mismo, será un elemento más dentro de los referidos al desarme nuclear y no proliferación. Por este motivo, el Ministro de Relaciones Exteriores reafirmó el compromiso con el Tratado de No Proliferación Nuclear (TNP), que cumplirá medio siglo el próximo año, y que sigue siendo fundamental para detener la proliferación horizontal de armas nucleares.

    “No hay duda alguna de que el tratado de prohibición que comenzamos a concebir, nos complementará el artículo VI del Tratado de No Proliferación Nuclear. Por ello, mi delegación abogará por la inclusión de medidas de reforzamiento del TNP en el preámbulo y el cuerpo normativo de ese tratado. En esta misma lógica, hacemos un llamado para que los países que no han ratificado el Tratado de Prohibición Completa de Ensayos Nucleares, lo hagan a la brevedad, principalmente aquellos cuya ratificación es esencial para que entre en vigor. No podemos olvidar los efectos devastadores de los más de 2000 ensayos nucleares”, advirtió el Canciller González. 

    Han transcurrido más de siete décadas desde que cayó la primera bomba atómica sobre Hiroshima y tres días después sobre Nagasaki. Se inició con ello la carrera armamentista y lo que conocemos como “la era nuclear”. Antes de 1945 el planeta estaba libre de estas armas, hoy se estima que existen más de 15.000 ojivas nucleares, capaces de arrasar varias veces con toda la vida en el planeta, de las cuales unas 1500 están en alta alerta y pueden ser desplegadas en un lapso tan corto como 6 minutos. Bastarían tan solo 300 segundos para decidir sobre la vida de millones de personas.

    Para Costa Rica, el desarme nuclear no es una tarea de solo cinco ni de nueve Estados. Es un deber de todos. Lo importante es dar el primer paso y sin parar dar los siguientes, y estar convencidos de que en el transitar se  sumarán otros.

    “Esta nueva página que hoy empezamos a escribir, está dedicada a todas las personas que han sufrido los efectos del uso de la energía nuclear con fines bélicos: a los hibakushas, a los llamados “bebés medusa” que nacieron en las Islas Marshall, a todas aquellas personas víctimas de cáncer y otras enfermedades producto de la radiación en Semipalatinsk. Su dolor es también el nuestro, nuestra solidaridad  con todos ellos debe ser terreno fértil para asegurar en el futuro, cercano, que  esto no volverá a repetirse. Debemos asegurarle a todos los que habitamos este planeta que volveremos a estar libres de esa amenaza nuclear”, concluyó.

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