Escuela de El Guarco recuperó su aspecto y entrada originales

  • Restauran sección patrimonial de la Escuela Dr. Carlos Luis Valverde Vega en San Isidro de El Guarco.
  • En diciembre pasado la sección más antigua de la Escuela Dr. Carlos Luis Valverde Vega fue entregada a la comunidad cartaginesa de San Isidro de El Guarco, completamente restaurada. El inmueble patrimonial recuperó su entrada original y los hermosos detalles de estilo victoriano, tales como la crestería metálica que coronó los techos y el barandal de madera del corredor, regresaron a su lugar, donde fueron ubicados entre 1934-35 cuando la pequeña escuela, de tan solo dos aulas, fue construida. image009 (1) “Este proyecto reviste gran importancia debido a que se logró una restauración de calidad que permitirá al edificio mantenerse, además de rescatar su diseño original. Con el paso del tiempo, este diseño fue sujeto de transformaciones que desvalorizaron su integridad patrimonial”, valoró Adrián Vindas, arquitecto del Centro de Investigación y Conservación del Patrimonio Cultural (CICPC) del Ministerio de Cultura y Juventud. La parte más antigua de la escuela es una casona con diseño de influencia victoriana, estructura de madera y paredes externas de metal, un inmueble “representativo de la tipología escolar rural de las décadas 1930 y 1940”, definió el Centro de Patrimonio. Según informaron, el proceso de restauración se realizó en dos etapas: la primera se ejecutó en 2015 e incluyó sólo la restauración del salón de actos; la segunda etapa se ejecutó en 2016 y fue la más importante porque se demolió parte de la fachada que no correspondía con el diseño original, se restauraron las dos aulas más antiguas y se construyeron rampas de acceso. Además se sustituyó todo el sistema electromecánico y pluvial del edificio. El proyecto de restauración fue propuesto y dirigido por la arquitecta independiente Etzia Mejía, financiado por el Ministerio de Educación Pública y ejecutado bajo la asesoría del Centro Investigación y Conservación del Patrimonio Cultural del Ministerio de Cultura y Juventud. Además, muy importante fue que la Municipalidad de El Guarco donó el terreno que está al frente de la antigua fachada con el fin de devolverle el lugar de ingreso que tuvo originalmente el edificio. “El acceso principal a la escuela lo habían cerrado y convertido en un aula que no cumplía con las normas, por lo que querían derribarla, pero no sabían cómo hacer la intervención y qué existía ahí antes. Buscamos en el expediente de patrimonio y encontramos unas fotografías antiguas de cuando se inauguró la escuela, que nos mostraban que era un acceso libre (pasillo) y que allí estaba la entrada principal. Además, todos los elementos originales que se vieron en la fotografía se le volvieron a colocar”, relató Cristina Salas, arquitecta del CICPC que estuvo a cargo de la supervisión de los trabajos. La escuela fue declarada patrimonio histórico-arquitectónico del país en enero del 2000 al considerarse que posee este valor y además representa un hito en la comunidad de San Isidro del Guarco; símbolo de la identidad colectiva de sus habitantes, dadas las actividades sociales y educativas que han tenido lugar allí durante muchas décadas. La Junta de Educación y el personal de la escuela gestionaron la declaratoria con el fin de lograr su restauración y asegurar su conservación. Historia. El expediente del CICPC sobre este edificio relata que en 1926, Augusto Coto Aguilar compró por 125 colones un terreno con una casa y la donó a la Junta de Educación de San Isidro para que se utilizara como escuela, mientras lograban, mediante turnos, rifas y donaciones, construir otra más acorde con las necesidades del pequeño poblado, llamado en ese entonces Cucaracha. image005 (3) “En aquel tiempo la población escolar de San Isidro provenía de unas doce viviendas localizadas en su entorno inmediato y el resto de los estudiantes viajaban desde los caseríos de Higuito y Guatuso”, anotó Carlos Zamora, historiador del Centro de Patrimonio, en el expediente de este inmueble patrimonial. Según esta investigación, a principios de la década de 1930 la comunidad de San Isidro se empeñó en construir una nueva escuela. Entre los años 1934 y 1935 edificaron en el mismo terreno donado, una casa de madera de cedro amargo, provista de dos aulas. Sin embargo, al poco tiempo se vio la necesidad de ampliarla ante la creciente demanda de espacio y fue posiblemente en 1939 cuando le agregaron dos aulas. Cuenta el citado documento que la inauguración de esta otra sección fue motivo de celebraciones en el pueblo y actos cívicos en el centro escolar. Descripción del inmueble patrimonial. La casona es de diseño con influencia victoriana y posee un solo nivel. Sus paredes externas se hallan recubiertas por láminas de metal, imitación ladrillo, colocadas sobre una estructura de madera. La cubierta o techo es a cuatro aguas y de diseño geométrico con crestería metálica como adorno. La distribución de la planta física contempla un pasillo interno que permite la comunicación de la casona con las nuevas ampliaciones en concreto de épocas más recientes. Las paredes internas de la casona son de madera y los cielos rasos de tablilla biselada. El piso de las aulas es de madera, mientras que en el corredor se colocó mosaico en tonos amarillo y rojo. Los pisos de la casona descansan sobre bases de piedra a un metro de altura. Posee un corredor frontal, al cual tienen acceso tres de las aulas. El barandal de madera fue anteriormente sustituido por un muro de concreto, con lo que, hasta la restauración, la entrada original del edificio se mantuvo cerrada. Inicialmente las dos primeras aulas estaban separadas por un amplio pasillo con grandes ventanales de tipo guillotina, conformados por pequeños cristales. Los ventanales de los laterales son similares a los de la fachada principal, con un zócalo de concreto chorreado. Otras dos aulas fueron construidas en 1939; una que ocupó el pasillo que separaba a las primeras y la otra como prolongación del aula sur. Las aulas que dan al sur se encuentran separadas entre sí por una pared plegable que al retirarse permite la formación de un salón de actos. Esta doble funcionalidad fue empleada en las décadas de 1930 y 1940 para escuelas rurales. Hasta antes de la restauración, la casona tuvo tres aulas frontales con puertas que daban al corredor, sobre estas se ubican montantes (ventanas) que separan pequeñas entradas de luz con cristal, en un diseño muy sencillo. Actualmente se recuperó la fachada original, con dos aulas separadas por un pasillo, una de estas utilizada como dirección.]]>