Director de Escuela de Paquita gana máximo galardón educativo

Franklin Mejía Vindas, administrador educativo, funcionario del Ministerio de Educación Pública (MEP) y representante de la Dirección Regional de Educación (DRE) de Aguirre, Puntarenas, ganó el Premio Nacional de Educación Mauro Fernández Acuña 2015, como reconocimiento a sus treinta años de servicio y trayectoria comunitaria.

Mejía Vindas recibió el galardón de manos de Luis Guillermo Solís Rivera, Presidente de la República, y Sonia Marta Mora Escalante, ministra de Educación Pública. En la actividad de premiación participaron descendientes de Mauro Fernández Acuña.

Mejía, oriundo de Chires Abajo de Parrita, tiene 49 años de edad, 28 años de casado y 5 hijos. Comenzó a trabajar en educación por casualidad como profesor de educación musical, donde encontró su vocación al servicio de las comunidades educativas. 

“Polifacético por naturaleza, muchos conocen a Franklin como el compositor de música folklórica, el mecánico, el poeta, el árbitro de futsal, el líder comunal, el promotor del progreso por medio de obras concretas como asadas, escuelas y semáforos, pero su gran distinción es su interés por que la cultura costarricense se conozca a nivel mundial”. Así se resume la presentación de Mejía hecha por sus compañeros de Aguirre.

Su paso por el sector educativo lo ha llevado a ser maestro, director de escuela, director de bandas musicales y supervisor de circuito. “Lo suyo es el aula, velar por las poblaciones vulnerables. Franklin no se cruza de brazos y utiliza su liderazgo para mejorar espacios, incluir a miembros de la sociedad e inculcar cultura en las comunidades”, señala el documento de postulación evaluado por el jurado.

Alicia Vargas Porras, viceministra Académica y coordinadora del jurado, destacó la vinculación de Mejía con su comunidad, donde participa en actividades municipales y festivales culturales. Además, su aporte para que la comunidad cuente con servicio de internet inalámbrico gratuito en un radio de 250 metros de la escuela, y para que Paquita dejara de ser un lugar conflictivo y con oportunidades de empleo para los vecinos. 

Vargas Porras explicó que Mejía es apreciado y respetado por su comunidad porque, entre otros aportes, ha escrito los himnos de diferentes centros educativos.

La música ha llevado al ganador del Premio Nacional de Educación Mauro Fernández Acuña 2015 a conocer y representar al país, por medio del folklore parriteño y nacional, destinos como Rusia, España, Portugal, Polonia, Corea del Sur y Turquía.

Mejía recordó que proviene de una familia con muchas necesidades económicas y que en múltiples ocasiones intentó abandonar los estudios, ya que sus padres requerían de su ayuda en el campo. Gracias al apoyo de sus docentes logró continuar adelante.

“Este premio no es un triunfo personal, se lo debo a mi familia que ha sido muy sacrificada y a mi personal docente y administrativo. Que un niño o niña se vea bonito, este bien comido, tenga un espacio agradable y una gran sonrisa es muy gratificante, es algo que un salario no retribuye”, indico Mejía.

Como administrador educativo, el director de la Escuela de Paquita dice que valora el trabajo del personal comprometido con la formación de niños y niñas. “Me gusta trabajar con gente que tenga vocación, que ame su quehacer y que se identifique con la institución y los problemas de las poblaciones”, agregó Mejía.

El Premio Nacional de Educación Mauro Fernández Acuña es el máximo galardón que entrega el Estado costarricense a un funcionario destacado del sector educativo. El premio se entrega desde 1986 y lleva ese nombre como tributo a los grandes aportes realizados por el prócer de la Patria a favor de la educación gratuita, abierta y positiva.

Un jurado nacional representado por autoridades del Poder Ejecutivo, asociaciones gremiales y colegios profesionales deciden qué persona merece un año sabático como retribución por sus aportes.

En el caso de Mejía, aprovechará el curso lectivo 2016 para dedicarse a cumplir promesas como la activación de la banda de Paquita, terminar obras de su escuela y dedicar más tiempo a su familia y a sus hijos que estudian en Heredia.

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