Artículo de Ana Helena Chacón, Segunda Vicepresidenta de la República y Coordinadora del Consejo Presidencial Social, ante los resultados de la Encuesta Nacional de Hogares.
Desde el Gobierno de la República recibimos con prudencia y compromiso de más trabajo, los nuevos resultados de la Encuesta Nacional de Hogares (ENAHO), que se realizó el pasado mes de julio. Los datos demuestran que hemos logrado frenar la tendencia al aumento de hogares en condición de pobreza. Estos pasan del 22,4% al 21,7%.
Lo anterior, gracias a que -según revela la encuesta- por primera vez en varios meses el desempleo empieza a disminuir, particularmente en las regiones Chorotega y Pacífico Central.
Sin embargo, la condición de las familias en pobreza extrema sigue reflejando una situación estructural, una problemática que como hemos dicho tantas veces, necesita una intervención contundente y sostenida en el tiempo, porque no es un asunto de cada 4 años. Claramente, esta realidad de tanto tiempo de exclusión sistemática de las instituciones hacia esta población, es una conducta que nos propusimos cambiar.
Por ello, al asumir el Gobierno de la República, encaminamos nuestros esfuerzos a diseñar una estrategia país, que lograra realmente crear condiciones para mejorar la calidad de vida de las familias más empobrecidas y que nunca habían tenido una oportunidad real de ser tomadas en cuenta, por un sistema lejano y burocrático, que ahora más bien les estamos haciendo llegar a sus hogares. Esa estrategia se llama #PuenteAlDesarrollo y la presentamos al país el pasado mes de marzo.
Cuando el INEC pasó la encuesta para la estadística de este año, la nueva estrategia de reducción de la pobreza llevaba solo tres meses de haber iniciado. Por eso, difícilmente iba a reflejar los efectos y resultados iniciales de Puente al Desarrollo. Entonces, tenemos plena confianza en los resultados positivos que ha tenido la estrategia #PuenteAlDesarrollo, los cuales, se verán reflejados en la ENAHO 2016.
Ciertamente, un año y medio es poco tiempo para revertir el aumento constante de la desigualdad, que nos hizo retroceder décadas a una situación similar a la de 1960. La distribución desigual de la riqueza se agudizó por un modelo de desarrollo, que durante décadas privilegió el crecimiento económico pero no la repartición equitativa y solidaria de esa riqueza, como lo propone la visión de Estado de bienestar, o bien, como lo definimos en Costa Rica, cuando apostamos por nuestro Estado Social de Derecho. Este modelo de desarrollo se preocupó por la creación de la riqueza, pero no tanto por su repartición y eso causó –durante varias décadas- las enormes brechas económicas y sociales a las que hoy estamos haciendo frente, con la firme intención de revertir sus efectos, hacia una sociedad más justa e igualitaria.
Las necesidades de las personas en condición de pobreza y exclusión, son diversas y obedecen a contextos particulares. No todas las personas que enfrentan la pobreza, lo hacen por las mismas causas ni en las mismas condiciones y tampoco con idéntica intensidad. Conscientes de esa realidad, hemos trabajado en buscar las causas y características que subyacen a la condición de pobreza de las familias en nuestro país, con el objetivo de tener mayor claridad de las circunstancias individuales y a partir de eso, invertir e intervenir optimizando los recursos que tenemos.
Por ello, la próxima semana presentaremos, también, los resultados del Índice de Pobreza Multidimensional, el cual hemos incorporado como un novedoso instrumento para medir la pobreza con parámetros más amplios. Este indicador nos da la posibilidad de conocer la situación de las familias en condición de pobreza, desde sus causas estructurales y con ello, pretendemos optimizar los recursos para llegar a ellas y atenderles con una visión que no se queda solo en las transferencias económicas, sino que propone un abordaje integral que les brinde herramientas, para que en el mediano plazo puedan superar su condición de vulnerabilidad y ojalá romper ese ciclo de exclusión e injusticia que han vivido.
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