En principio, quisiera decirles que hablar de diversidades es hablar de matices, de colores, texturas, gustos, diferencias; y que pretender homologar o equiparar la vida, sería renunciar a la naturaleza humana. Todas y todos somos diferentes… y con la misma intensidad, todas y todo somos iguales.
Se comenzó entonces a hablar de igualdad, para incorporar las DIVERSIDADES. De hecho, la Declaración de Naciones Unidas sobre los Derechos de los Pueblos Indígenas (2007), supone ser un paso cualitativo porque posiciona el discurso de las diversidades y la necesidad de profundizar y garantizar derechos colectivos… en este caso con el objetivo de construir un verdadero Pluralismo cultural.
Es necesario entender entonces que los derechos humanos son más que un concepto o una serie de documentos que poco tienen que ver con nuestra vida cotidiana. Todo lo contrario, se trata casi de una filosofía de vida a la que nos adscribimos quienes somos respetuosas y respetuosas de todos los seres humanos en el planeta.
Miren a su alrededor, vean las caras de sus compañeras y compañeros, de sus amigas y amigos. ¿Ustedes les discriminarían en razón de su sexo, condición socioeconómica, discapacidad o quizá por su orientación sexual? Estoy casi segura de que no.
Y es que de no ser así, habría que preguntarse: ¿cómo pueden evolucionar las sociedades de cara al futuro, si se discrimina a algunos sectores de la sociedad solo porque se los concibe diferentes? ¿qué es ser diferente realmente… es acaso no pensar igual, o simplemente no sentir igual que la mayoría?
Por eso, como Gobierno de la República, estamos trabajando para dar total sustento a nuestra agenda de inclusión social, de visibilización de las poblaciones diversas, que han sido –de paso- históricamente vulneradas; y eso significa incorporar los derechos humanos como un eje transversal de las políticas públicas que nos corresponde impulsar.
Nuestro compromiso va en el sentido de implementar políticas que nos ayuden a romper los paradigmas de la discriminación y la exclusión, que perpetuan un ciclo de la mayor violación a los derechos humanos: no tener la posibilidad de comer tres platos de comida al día.
Este es un reto de enorme complejidad. Para lograrlo debemos enfrentarnos a los intereses de grupos muy poderosos. Al asumir el Gobierno encontramos oposición para financiar de los programas de lucha contra la pobreza, oposición a una mayor autonomía y solvencia económica para las mujeres, o incluso, oposición a medidas que buscan reducir el embarazo en madres adolescentes.
Amigas y amigos, la realidad de Costa Rica, la de sus familias y seres queridos estará muy pronto en las manos de ustedes. No puedo dejar de aprovechar esta oportunidad para hacer un llamado a transformarnos en personas con conciencia social. Debemos entender que para progresar siempre habrán nuevos derechos y nuevas diversidades que habrá que reconocer. Por razón les invito a ir al campo de las acciones –por muy pequeñas que estas sean– y poco a poco cambiar esta sociedad.
Ana Helena Chacón Echeverría
Segunda Vicepresidenta de la República
Miércoles 10 diciembre 2014