El Instituto Nacional de Estadística y Censo (INEC) publicó los datos de la Encuesta Nacional de Hogares (ENAHO), correspondientes al periodo julio 2013–julio 2014. Como principal hallazgo, el porcentaje de hogares en pobreza aumenta 1,7 puntos porcentuales hasta alcanzar el 22,4%, es decir, el más elevado de la historia reciente.
Con respecto a la pobreza extrema, el porcentaje de hogares aumenta al 6,7% y ahora son más de 94 000 familias las que no pueden tener los tres platos de comida al día.
Estos datos alarman. Deben causarnos consternación e indignación, porque nos dicen que, en los últimos años, hemos vivido bajo un modelo que mantiene, legitima y sostiene la exclusión de miles de personas y hasta la aumenta. Esto debe cambiar. Para revertir esta situación y romper el ciclo de la pobreza, el Gobierno de la República ya ha tomado decisiones transcendentes en la materia. Un ejemplo contundente de ello es la creación de los mapas sociales como instrumento para dar atención prioritaria y directa a las personas que realmente lo necesitan. Sin embargo, es importante recalcar que las ayudas condicionadas no son suficientes para reducir la pobreza de forma sostenible, pero sí son medidas inmediatas para quienes necesitan una intervención con esa misma urgencia.
Desde el área social -en menos de seis meses de administración-, hemos tomado otras acciones transcendentales para el abordaje integral de la pobreza. En materia de educación, hemos hecho inversiones históricas para financiar los programas de alfabetización tecnológica y de las universidades públicas. También trabajamos en la articulación de programas de capacitación y emprendimiento, para mejorar las capacidades de empleabilidad de las personas en condición de vulnerabilidad social.
Hemos definido, además, definido una estrategia interinstitucional para reducir el embarazo en madres adolescentes y, con ello, garantizar a muchas menores de 19 años mejores oportunidades de alcanzar una vida digna.
No obstante, estas medidas representan una pequeña porción de las tareas pendientes. En estos meses, como Gobierno de la República, tomamos decisiones que brindan seguridad jurídica y facilitan las condiciones para hacer negocios, sin dejar de lado la agenda de reactivación del mercado interno. Mediante la Alianza por la Producción y el Empleo y el Consejo Presidencial de Competitividad, Innovación y Talento Humano, estamos proponiendo desatar los nudos que impiden dinamizar nuestra economía y generar empleos de calidad.
Finalmente, bien sabemos que la reducción de la pobreza extrema y la disminución de las desigualdades son pilares fundamentales de esta Administración y en eso estamos trabajando sin pausa y con plena conciencia de los retos que ello implica. Que más de un 22% de los hogares costarricenses se encuentre en condición de pobreza (y más de un 6% de ellos en pobreza extrema), nos define el sentido de la urgencia y el derrotero al que debemos apuntar, porque se trata de una forma abominable de violencia estructural que nos afecta a todas y todos. Los objetivos que tengamos en materia de producción, seguridad y ambiente se desdibujan en medio de esta precariedad social, mientras sigamos sin solventar esta suprema violación a los derechos humanos.
Ana Helena Chacón Echeverría
Segunda Vicepresidenta de la República de Costa Rica