Quiero comenzar explicando las dos principales razones por las que este Diálogo Nacional Energía Eléctrica se está llevando a cabo: la primera, el compromiso ineludible que asumimos en esta Administración para recobrar la confianza de los diferentes sectores de nuestro país en la gestión pública, para avanzar así en la generación de verdaderos acuerdos sociales, donde la participación ciudadana se vuelva un factor constante de la generación de política pública y, en el caso que nos convoca, alrededor de uno de los temas prioritarios en la política pública costarricense como es en electricidad.
La segunda, el coincidente informe que recibimos hace algunos meses por parte de la Contraloría General de la República sobre el VI Plan Nacional de Energía preparado por la Administración anterior. La Contraloría llegó a la conclusión de que las políticas de este plan no fueron debidamente consultadas a los sectores involucrados y que contiene una serie de deficiencias que estamos en la responsabilidad de solventar.
Así las cosas, con el apoyo decidido del Señor Presidente, este Ministerio tomó la decisión de iniciar un proceso responsable y cuidadosamente planificado de consulta y socialización de nuestra propuesta en el tema de energía, comenzando con nuestro plan sobre el subsector de energía eléctrica y el próximo año con el subsector combustibles.
Es de enorme importancia entender, entonces, que este proceso de Diálogo Nacional tiene como principal objetivo generar, de forma conjunta, los insumos que serán parte integral del VII Plan Nacional de Energía Eléctrica y el cual presentaremos en abril del próximo año.
Atendiendo los tres grandes pilares que cimientan la política de la Administración Solís Rivera: caminar hacia un Estado transparente y eficiente; impulsar el crecimiento económico considerando debidamente los elementos sociales y ambientales, y avanzar en la reducción de la pobreza y la desigualdad social, nos proponemos hacer este ejercicio ciudadano en la dirección de generar participación ciudadana; fomentar el uso de energías renovables; reducir impactos ambientales; distribuir equitativamente los beneficios sociales, y conseguir tarifas justas que propicien una mejor calidad de vida.
A partir de mañana 22 de octubre iniciaremos un histórico proceso de diálogo que se extenderá hasta el mes de diciembre, y versará sobre cuatro grandes áreas: eficiencia energética, generación distribuida, optimización de la matriz eléctrica y aspectos socio-ambientales en la generación y distribución de la electricidad en nuestro país. Este diálogo estará acompañado por un riguroso y sistematizado proceso de trazabilidad documental, así como la participación y divulgación de sus resultados, en tiempo real, por medio de una plataforma virtual que incentivará la participación ciudadana a través de las redes sociales.
Todos los insumos y propuestas que se obtengan como resultado, quedarán depositados y clasificados en dicha plataforma, para su posterior consideración, por parte del MINAE, en la elaboración del VII Plan Nacional de Energía.
Al ser esta una iniciativa cuya dinámica no ha sido probada con anterioridad en el país, es natural que surjan consultas, dudas, e inclusive temores ante los resultados que podamos obtener. Es por esta razón, que me gustaría señalar dos grandes consideraciones que deberán estar presentes durante todo el desarrollo del proceso:
Primero, nos avocamos a realizar un proceso minucioso de identificación de participantes para poder contar con la representación de muy diversos actores involucrados, de una u otra forma, con la política eléctrica. Contaremos con la participación de representantes del sector productivo privado, del sector empresarial, de organizaciones sociales, fuerzas políticas, poder legislativo, gremios sindicales, grupos ambientalistas, comunidades, gobiernos locales, sector académico, consumidores, distribuidores, productores, y usuarios en general. Una amplia gama de posiciones y propuestas será la columna vertebral de un diálogo respetuoso y sustantivo sobre las diferencias de pensamiento; un diálogo que permita construir positivamente en lugar de incrementar el conflicto y en el que todas las voces tendrán el mismo peso sobre la mesa.
En segundo lugar, considero imprescindible no dejar de reconocer las fortalezas del modelo de desarrollo energético costarricense, construido a partir de ideas visionarias que rindieron frutos gracias a procesos exitosos inspirados en una visión de país, y que gracias a este, Costa Rica inició el camino del desarrollo humano que hoy lo colocan en una posición privilegiada en la región latinoamericana y mundial. Potenciar estas fortalezas debe ser uno de los principios de este proceso, imitando las formas de hacer política, que poniendo al ser humano en el centro, dieron lugar a grandes hitos históricos.
Pero, identificar con esmero las debilidades actuales de nuestro modelo energético, así como las amenazas externas que le comprometen -como por ejemplo la vulnerabilidad ante el cambio climático tal como lo hemos visto hace unos minutos-dentro de un marco de una ruta nacional con aspiraciones ambiciosas de crecimiento económico y de igualdad social; es también una de las tareas principales de este Diálogo.
En este sentido, es menester explorar de manera interdisciplinaria, intersectorial, integral y participativa, las opciones disponibles en el ámbito nacional para incrementar las fuentes de energía firme del sistema interconectado; para mitigar los efectos del cambio climático; para disminuir la dependencia energética; para reducir la factura petrolera y los costos de la generación de la energía; para reducir la contaminación ambiental por el uso de plantas térmicas, y para impulsar un paradigma de seguridad energética que permita resolver, estratégicamente, las necesidades energéticas del país para los próximos 30 años.
La búsqueda de estas alternativas no puede dejar de lado el mandato constitucional de colocar a la ciudadanía en el centro de la política, de forma tal que la construcción de propuestas y política pública debe emanar, en primera instancia, de un proceso conjunto con las comunidades, los territorios y las poblaciones implicadas, y derivar en un aprovechamiento colectivo de los beneficios de las mismas.
Conseguir este balance entre crecimiento, desarrollo y sostenibilidad ambiental implica trabajar de forma ardua en una optimización de la matriz eléctrica, en una reinvención saludable del estado actual que evidencia un recargo en la generación hidroeléctrica, que nos vuelve frágiles ante el cambio climático y deja sin a tender grandes retos ambientales como el garantizar la salud de los ecosistemas, propiciar las buenas condiciones de las cuencas hidrográficas y reducir el daño generado por los impactos acumulativos.
Para ello, es urgente la discusión de algunas medidas, como las que procedo a señalar:
Considerar la producción de energía eléctrica desde otras fuentes firmes como la geotermia: primero, aprovechando la gran oportunidad que representa para Costa Rica la reciente aprobación en la Asamblea Legislativa del crédito con Japón para los proyectos Pailas II, Borinquen I y Borinquen II en la Provincia de Guanacaste. También, impulsando la posibilidad de desarrollar proyectos de mediana y baja entalpía en todo el país, involucrando a la industria nacional de manera activa, sin dejar de analizar, desde una perspectiva seria y ambientalmente responsable, la posibilidad de explotar la geotermia en nuestros parques nacionales.
Valorar el impulso de iniciativas relacionadas con la explotación de energías alternativas, particularmente la energía solar, eólica y biomásica: la tecnología para la generación de energía solar está desarrollándose a una velocidad impresionante, y no en vano se dice que, cada dos años, la capacidad de los paneles fotovoltaicos se duplica y se reduce su costo en un 20%, similar a como ha ocurrido en la industria de los microchips con la famosa Ley de Moore. Definitivamente, en pocos años, el porcentaje de participación de la energía solar en la matriz de generación eléctrica será considerablemente mayor, esperando impulsar cada vez más iniciativas relacionadas con la construcción de granjas solares en las zonas con mayor potencial (como por ejemplo la provincia de Guanacaste).
También, debemos continuar impulsando el desarrollo de proyectos que aprovechen nuestro potencial eólico, donde deben resaltarse los grandes aportes que han dado los proyectos privados de generación eólica que han contribuido exitosamente al desarrollo de esta tecnología.
Asimismo, es tiempo de motivar al sector agroindustrial para que se anime cada vez más a producir su propia energía aprovechando la biomasa.
Poner en blanco y negro los lineamientos para caminar hacia la eficiencia energética: Es fundamental orientar un debate hacia la elaboración de directrices claras que fomenten e incentiven el ahorro energético masivo por parte de los diferentes grupos consumidores. Sincronizar la difusión de campañas de información para el ahorro de energía, la puesta en práctica de medidas de uso eficiente y la armonización de normas y reglamentaciones técnicas es una tarea que no puede hacerse esperar más.
Trabajar en las condiciones regulatorias necesarias para que todos los costarricenses también puedan alimentar el sistema eléctrico nacional: Debemos propiciar que los sectores residencial, comercial e industrial puedan generar parte de su consumo, y obtener beneficios reduciendo su factura eléctrica convirtiéndose así en participes de la solución y no parte del problema.
Como parte de esta discusión nacional, también quiero hacer un llamado a la conciencia de todos y todas ustedes: el cambio climático no está afectando únicamente a Costa Rica. Estamos ante uno de los mayores retos que ha debido afrontar la humanidad en su historia. Tal como le ha señalado el Instituto Meteorológico Nacional, rigurosos estudios científicos revelan que la región centroamericana está en un altísimo riesgo de desertificación. Por esto, ha llegado el momento para que Centroamérica considere dar un paso más allá, aprovechando su potencial como región integrada y empecemos a valorar la idea de crear una carpeta de proyectos regionales, para de esta forma salir al mundo a negociar financiamiento y cooperación en conjunto para el acceso a nuevas tecnologías, aprovechando el contexto de la recién conclusión del Sistema de Interconexión Eléctrico de América Central (SIEPAC) y el funcionamiento en máxima capacidad del Mercado Eléctrico Regional.
Perder el miedo a ser creativos y creativas, perder el miedo al conflicto y la diversidad de opiniones; motivarnos a ser ambiciosas y ambiciosos, a soñar con una mejor Costa Rica y hacerla posible; volver a creer en el diálogo social, en los pactos sociales, en la política participativa; atrevernos a construir un país sobre la base de las confianzas y los acuerdos. Esas son las premisas de este proceso de Diálogo Nacional sobre Energía Eléctrica.
Amigas y amigos: Costa Rica inicia hoy un proceso histórico. No me queda más que agradecerle al Señor Presidente de la República por la confianza depositada en este servidor, para liderar la planificación e implementación de este gran Diálogo Nacional. También deseo reconocer el enorme compromiso y esfuerzo de mi equipo de trabajo en el MINAE liderado por la ViceMinistra de Energía Ing. Irene Cañas. También, a nuestros amigos del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo y a la Agencia de Cooperación Alemana GIZ por su gran colaboración y acompañamiento, así como al personal del Viceministerio de Paz, que desempeñará un rol muy importante como facilitadores del diálogo. Pero por sobre todo, un agradecimiento sincero a todos los sectores que atendieron este llamado al Diálogo, que atendieron de forma responsable y propositiva a la responsabilidad conjunta que tenemos en la búsqueda de soluciones a los desafíos energéticos del desarrollo nacional, y aceptaron el reto enorme de hacer historia de una forma diferente.
Muchas gracias a todos y todas. Que tengan una buena tarde. Edgar Gutierrez Espeleta
Ministro de Ambiente y Energía
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