Señor Presidente,
Hoy nos reúne la necesidad de comprometernos a anunciar acciones concretas que evidencien nuestro compromiso por alcanzar un acuerdo transformador en materia de cambio climático en París el próximo año.
El cambio climático es un fenómeno que afecta a toda la humanidad. Todos somos vulnerables a sus efectos y todos contribuimos, aunque de forma diferenciada, a que esta amenaza se mantenga latente.
La presencia de más de 130 Jefes de Estado y de Gobierno es el indicador más claro de la prioridad que nuestros Estados le otorgan a la necesidad de crear soluciones nacionales y conjuntas.
Vengo de un país convencido, desde hace muchos años, de que el respeto y la promoción de los Derechos Humanos, incluido el derecho al desarrollo, como parte fundamental del desarrollo sostenible, es el modelo de desarrollo adecuado para garantizar soluciones integrales a las necesidades y aspiraciones de bienestar social, económico y ambiental de todos nuestros pueblos.
Mi país cree en la necesidad de que trabajemos en conjunto y en función de un acuerdo universal, transformador y vinculante para todos, que reconozca el principio de responsabilidades comunes pero diferenciadas y que esos esfuerzos sean liderados por los países desarrollados y los más emisores, quienes poseen los recursos y la capacidad de cooperar con los países en vías de desarrollo como Costa Rica.
Por esa razón, deseo ratificar el compromiso de Costa Rica de convertirse en país carbono neutral en el año 2021; y para ello, mi Gobierno trabajará en función de objetivos específicos en dos áreas estratégicas para el desarrollo nacional:
En el área de transporte, mi administración impulsará la creación de una red de transporte articulada que incluirá un sistema ferroviario eléctrico complementado con un nuevo sistema de servicio de autobuses que utilizarán solamente biocombustibles. Esto permitirá la disminución sustancial del flujo vehicular metropolitano, revolucionará la cultura automotriz en mi país y reducirá significativamente el uso de vehículos privados y públicos, así como las emisiones de carbono a la atmósfera. Este es, Señor Presidente, nuestro reto principal y será, sin duda alguna, el más complejo, pero también el que mayores beneficios genere.
En el área de Energía, debido a los efectos del cambio climático en nuestros recursos hídricos, ha disminuido nuestra capacidad de producción hidroeléctrica. Sin embargo, el país ha mantenido su matriz de producción en más de un 90% con base a fuentes renovables y la puesta en marcha en 2016 del Proyecto Hidroeléctrico Reventazón, una de las obras de ingeniería civil más importantes de Centroamérica, permitirá que alcancemos porcentajes que rondarán el 100% y alcanzar nuestra meta de ser generadores de electricidad con fuentes totalmente renovables.
Asimismo, Costa Rica continúa acelerando la exploración y explotación de energía geotérmica en sus volcanes, sin afectar los parques nacionales. Los proyectos Pailas I y Pailas II le permitirán al país tener un respaldo energético que permitirá mantener esa meta de generación de electricidad basada en un 100% en fuentes limpias.
Además, una de las primeras decisiones que tomó esta administración fue la de ampliar la moratoria a la explotación petrolera hasta el año 2021, pues creemos en la necesidad de evitar graves riesgos ambientales, de llevar a cabo un análisis detallado del costo beneficio de las actividades extractivas y de mejorar la distribución de beneficios hacia las comunidades más vulnerables, en particular los pueblos indígenas y las comunidades rurales.
Mi Gobierno también está comprometido con el desarrollo masivo de tecnologías renovables para uso doméstico. Creemos en la necesidad de que los hogares costarricenses adquieran patrones de consumo energético adecuados, accesibles y sostenibles y que lo hagan haciendo el mejor uso posible de las tecnologías a nuestro alcance, las cuales deben innovarse, abaratarse y popularizarse. Esfuerzos similares se realizan en las instituciones públicas, para las cuales trabajamos en el diseño de estrategias de consumo que representaría un ahorro significativo de recursos y el replanteamiento de la estrategia pública de ahorro energético.
Estos son objetivos complejos y muy difíciles de alcanzar, razón por la cual es imprescindible que la comunidad internacional comprenda la necesidad de apoyar los esfuerzos de desarrollo de los países de renta media como Costa Rica y que nuestros esfuerzos estén basados en una auténtica solidaridad internacional que nos permita beneficiarnos de una alianza global verdadera y efectiva, que no castigue nuestros avances y que no genere desincentivos para seguir la ruta de desarrollo orientada a bajas emisiones y la erradicación de la pobreza.
Sin los medios de implementación adecuados, no podrán alcanzarse gran parte de nuestros esfuerzos nacionales. Si no cooperamos sobre una base de solidaridad, no tendremos éxito. Ciertamente nuestras acciones deben ser nacionales, pero las soluciones deben ser necesariamente comunes. Los países en desarrollo no podemos seguir subsidiando las emisiones de los países más contaminantes. El tiempo para hablar se ha terminado, es tiempo para la acción.
Desde mi perspectiva sin embargo, otro de nuestros mayores retos recae en el frente hacia la adaptación. Necesitamos promover una agricultura más receptiva a los cambios, una infraestructura mejor y capaz de soportar eventos climáticos extremos como los que ya estamos experimentando. También debemos de fortalecer nuestra resiliencia ecológica, social y humana, la organización de las comunidades y particularmente las de las mujeres indígenas y de poblaciones costeras. Debemos ser capaces de apoyar los regímenes democráticos, la participación ciudadana y el respeto a los derechos humanos.
Estoy consciente que todo esto requiere de recursos que van más allá de nuestras capacidades actuales. La realidad sin embargo es que las opciones de financiamiento así como la transferencia de conocimiento y tecnología desde l as naciones más desarrolladas, son cada vez más limitadas y costosas.
Señor Presidente,
Cinco han de ser las palabras que llevemos en nuestras mentes de camino a Lima y Paris: compromiso, ambición, cooperación, equidad y transparencia:
Compromiso para lograr la meta en reducciones así como para establecer los mecanismos de compensación y adaptación para contener el calentamiento global.
Ambición para demandar que los líderes de las naciones más poderosas del mundo avancen más allá de los límites que estos se auto imponen y que entre otras acciones permitan que los países de renta media tengan mecanismos de financiamiento ambiental oportuno.
Cooperación para permitirle a las naciones que más lo necesitan, acceso a los avances en tecnología, innovación y conocimiento ( tradicional y científico) para crear en el seno de esas sociedades una conciencia transformadora que genere capacidades propias ante los retos inmensos que se avecinan.
Equidad para que tanto los responsables históricos como los grandes emisores asuman su cuota de responsabilidad en reducciones y provisión de medios de implementación.
Transparencia para que los esfuerzos individuales y colectivos sean medibles sobre criterios uniformes y tengamos información públicamente accesible para que la sociedad global pueda identificar los esfuerzos que se llevan a cabo.
Muchas gracias,
Luis Guillermo Solís Rivera
Presidente de la República de Costa Rica, en el marco de la Cumbre sobre el Cima 2014
Nueva York, setiembre, 2014
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