- En el foro «Bosques y Uso del Suelo», realizado este martes en el marco de la COP26, el presidente de Costa Rica subrayó que los bosques son clave para abordar la crisis climática.
- En su intervención, profundizó sobre el Programa de Servicios Ambientales implementado por Costa Rica desde 1997 y la visión país de apostar por la protección a través de comunidades locales y territorios indígenas.
- Abogó por la necesidad de reconocer urgentemente la importancia de aumentar la protección a los bosques, el 25% de los cuales se encuentran en territorios indígenas.
“Un país que ha mostrado desde hace mucho tiempo que cuidar la naturaleza es fundamental para proteger, no solo a su gente, sino a la gente de todo el mundo”, fue la introducción que realizó Sandrine Dixson-Declève, moderadora del foro «Bosques y Uso del Suelo», al presidente Carlos Alvarado Quesada.
En su segundo día de participación en la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Cambio Climático (COP26), el gobernante costarricense resaltó la necesidad de reconocer urgentemente la importancia de los bosques y aumentar su protección y agregó que “los mayores guardianes del bosque y la tierra son los pueblos indígenas”.
De acuerdo con un análisis del “Rights and Resources Initiative (RRI)” del 2016, los pueblos indígenas poseen o administran al menos el 25% de la superficie terrestre del mundo y, por lo tanto, son los administradores de una gran parte de las reservas vivas de carbono que deben salvaguardarse para mantener la estabilidad climática global.
En este foro estuvieron el primer ministro de Noruega, Jonas Gahr Støre; el dirigente de Territorio de la Confederación de Nacionalidades Indígenas de la Amazonía Ecuatoriana; Tuntiak Katan; el coordinador regional para África Central, Joseph Itongwa Mukumo; la directora global de Derechos de los Pueblos Indígenas Internacional, Joan Carling; y el presidente de la Fundación Ford, Darren Walker.
Desde un país rico en bosques, “¿por qué cree que proteger el derecho a la tierra es tan importante?”, fue la pregunta que realizó la moderadora ante lo que el gobernante costarricense respondió que hace más de 20 años Costa Rica sabía que la protección del bosque, el cuidado del agua y la biodiversidad iban a beneficiar e impulsar el turismo y las actividades productivas, impulsando la economía del país.
Fue así como creó en 1997 el Programa de Servicios Ambientales (PSA) que ha logrado revertir la deforestación, aumentar la cobertura forestal y mantener un mecanismo de transferencias en efectivo que beneficia a poblaciones que se encuentran en situación de especial vulnerabilidad como las mujeres rurales y los pueblos indígenas.
El PSA, liderado por el Fondo Nacional de Financiamiento Forestal del Ministerio de Ambiente y Energía (MINAE), consiste en un reconocimiento financiero que da el estado a través de FONAFIFO a propietarios o poseedores de bosque y plantaciones forestales “por los servicios ambientales que éstos proveen y que inciden directamente en la protección y mejoramiento del medio ambiente”.
En el caso de los territorios indígenas, permite la participación de un máximo de 1.000 hectáreas y una disposición especial para autorizar el uso del 2% del territorio para actividades de subsistencia.
De acuerdo con datos oficiales, más de 122 mil hectáreas fueron protegidas con el Pago de Servicios Ambientales (PSA) entre 2010-2020 en territorios indígenas de Costa Rica y se han plantado 1,724,518 árboles bajo la actividad de sistemas agroforestales en estos lugares, con un creciente beneficio a las mujeres indígenas.
Hace más de dos semanas, Costa Rica recibió el premio Earthshot en la categoría Proteger y Restaurar la Naturaleza, otorgado por la Royal Foundation, tanto por el PSA como por su exitoso modelo de conservación, que ha permitido que un alto porcentaje de la biodiversidad esté hoy bajo resguardo en las Áreas Silvestres Protegidas (ASP).
Los esfuerzos de conservación de Costa Rica lograron detener, en la década de 1980, la deforestación prevalente en el país en décadas previas y empezó un proceso de recuperación hasta llegar a una cobertura forestal que alcanza el 52,4% del territorio al 2020.