- Primeros espacios fueron instalados en La Uruca, Tibás, Pavas, Los Guido, Turrúcares y Hatillo.
- Con un programa integral de actividades, iniciativa busca proteger a niños, niñas y adolescentes contra situaciones de violencia, discriminación y mejorar sus oportunidades educativas.
- Acción es coordinada entre el Patronato Nacional de la Infancia (PANI), la Dirección General de Migración y Extranjería (DGME) y el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF).
Costa Rica finaliza la instalación de 14 espacios seguros para que aproximadamente 16.408 niñas, niños y adolescentes tengan acceso a ser protegidos contra de situaciones de violencia, discriminación y mejoren sus oportunidades educativas.
En estos lugares, se ofrece un programa integral de actividades psicosociales, lúdicas, artísticas, deportivas y educativas. Seis ya están en funcionamiento en La Uruca, Tibás, Pavas, Los Guido, Turrúcares y Hatillo, y próximamente se abrirán otros ocho en Alajuela, Guanacaste, Limón, Puntarenas y Heredia.
La apertura de estos espacios seguros es posible gracias a la acción coordinada entre el Patronato Nacional de la Infancia (PANI), la Dirección General de Migración y Extranjería (DGME) y el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF), con el apoyo de los gobiernos locales y las Asociaciones de Desarrollo Integral (ADI).
La información fue dada a conocer este lunes por la ministra de la Niñez y la Adolescencia, Gladys Jiménez, como parte de las actividades conmemorativas al Día de la Niña y el Niño, en el Centro de Intervención Temprana (CIT) del PANI en Los Guido en Desamparados.
En la actividad estuvieron el presidente Carlos Alvarado; la Primera Dama Claudia Dobles; el ministro de Desarrollo Humano e Inclusión Social y presidente ejecutivo del Instituto Mixto de Ayuda Social (IMAS), Juan Luis Bermúdez; el sub director de DGME, Daguer Hernández y la representante de UNICEF para Costa Rica, Patricia Portela.
“Los espacios seguros se constituyen en entornos protectores que facilitan el acceso de los niños, niñas y adolescentes a los servicios del Estado y en donde se garantiza el disfrute de las oportunidades, en especial las educativas, recreativas y culturales. Una de las actividades que se desarrolla es a través del voluntariado de educadores, pensionados y estudiantes que con su trabajo aportan para disminuir el rezago escolar y desestimular la exclusión. Iniciamos con 14 espacios seguros, con el apoyo del UNICEF, Migración, los gobiernos locales y las Asociaciones de Desarrollo Integral (ADI). Consideramos esencial que existan en la mayor cantidad de comunidades en todo el país”, afirmó la ministra Jiménez.
Daguer Hernández, subdirector de la Dirección General de Migración y Extranjería, explicó que “en esta primera etapa los espacios seguros tienen el objetivo de atender a la niñez migrante, que ingresa al país como parte de los flujos masivos irregulares, flujos regulares y flujos extrarregionales. Se trata de una de las poblaciones más altamente vulnerabilizada a causa de los efectos de la pandemia de COVID-19 y de los múltiples obstáculos que tienen las familias para obtener su regularización”, dijo.
“Los niños y niñas migrantes son más vulnerables y corren grandes riesgos sociales, como la mala nutrición, varias formas de violencia, incluyendo la explotación por el crimen organizado, además del abuso y explotación sexual y discriminación por parte de la población de los lugares que atraviesan. Los espacios seguros facilitan que los niños, niñas y adolescentes migrantes y nacionales encuentren un lugar en la comunidad de protección, acogimiento y aprendizaje, bajo la supervisión de educadores sociales y lideresas y líderes comunitarios. Ellos también son referenciados a los servicios sociales que necesitan como los centros educativos, puestos de salud y otros”, explicó la representante de UNICEF.
El COVID-19 ha afectado de manera general a la población del mundo, sin embargo, sus efectos han sido muchos más devastadores para las niñas, niños y adolescentes migrantes, refugiados, solicitantes de refugio, apátridas y desplazados, quienes corren mayor riesgo de los impactos socioeconómicos inmediatos y secundarios del COVID-19.
Comunidades de acogida. Los espacios seguros están ubicados en las principales seis comunidades de acogida del país, donde existe una alta concentración de niñez migrante, altos índices de pobreza, violencia física y sexual, abandono, exclusión escolar, problemas de integración social, entre otros factores que aumentan las violencias.
Toda la oferta de actividades de escucha, orientación y refuerzo escolar, es abierta sin distinción del estatus migratorio, por lo que beneficia también a las niñas, niños y adolescentes costarricenses y sus familias en las comunidades.
Estos espacios promueven la cohesión social y se caracterizan por ser ambientes de paz, seguros, estimulantes, de apoyo a la población beneficiaría, libres de violencia, a su vez que son inclusivos, equitativos y no discriminatorios.
PANI, DGME y UNICEF han trabajado en capacitar a líderes de las comunidades de acogida, con el apoyo de los subsistemas locales de protección a la niñez y adolescencia, así como con la contratación de especialistas y personal voluntario, para atender a las niñas, niños y adolescentes.
Proceso de instalación. Para que más comunidades del país cuenten con espacios seguros y de protección a la niñez y la adolescencia, PANI, DGME y UNICEF están presentando el modelo a los gobiernos locales con interés y que forman parte de la iniciativa Cantones Amigos de la Infancia (CAI).
Después de un análisis para determinar el espacio físico y la organización necesaria de la comunidad de acogida, se realiza un proceso de vinculación con el subsistema local de protección a la niñez y la adolescencia y se conforma un comité coordinador del espacio seguro.
El comité coordinador mapea la posible oferta programática, determina roles y responsables en un plan de trabajo y asiste a una serie de capacitaciones sobre derechos de las niñas y los niños migrantes, la legislación nacional y los protocolos a seguir.