- Primeros sellos postales tuvieron como motivo el escudo de armas y tenían un valor facial de medio real y dos reales.
- A lo largo de 160 años, la filatelia ha proyectado al mundo lo mejor de Costa Rica, desde personajes destacados hasta aspectos relevantes de nuestros valores, cultura, historia y naturaleza.
- Considerada una disciplina auxiliar de la historia, la filatelia ilustra la identidad de un país, contribuyendo a la vez al intercambio de correspondencia y paquetería dentro y fuera de su territorio, explica Ligia Oviedo, encargada del Museo Filatélico.
San José. Por casi 160 años la filatelia costarricense ha registrado hitos históricos, personajes destacados, valores, elementos culturales, patrimonio arquitectónico y bellezas naturales, entre otros aspectos que nos identifican como nación y que proyectan al mundo nuestra identidad.
De esta forma, desde la primera emisión en 1863, tan solo veintitrés años después de la creación del primer sello postal en el mundo, la filatelia costarricense ha resguardado el patrimonio histórico y cultural de nuestro país, que celebra este mes los 200 años de vida independiente.
Las primeras estampillas que se produjeron en Costa Rica datan del año 1863, durante el gobierno del Dr. José María Montealegre, y surgen ante la necesidad de implementar un nuevo sistema de franqueo para la correspondencia.
La emisión tomó como referencia el método utilizado en Gran Bretaña desde 1840 –cuando surgió el primer sello postal de la historia denominado Penny Black- mediante el cual se adherían a las cartas pequeños trozos de papel engomado con un determinado valor que representaba el pago por el servicio de envío.
Constó de dos sellos impresos en formato de una tinta en los que sobresale la imagen del escudo de armas. El primero en color azul con un valor facial de medio real y el segundo en color rojo con un valor de dos reales. En ese entonces se usaba con frecuencia el grabado como técnica de impresión.
Ligia Oviedo, encargada del Museo Filatélico de Correos de Costa Rica, destaca el valor comercial y cultural de los sellos postales y demás productos filatélicos, los cuales nacen con el objetivo de establecer un porte pago para la correspondencia, pero pronto se convierten en un registro histórico y cultural del país de origen.
“La filatelia se considera una disciplina auxiliar de la historia, en cuanto a que registra eventos históricos, personajes, entre otros temas. Es un producto que representa la identidad de un país, pero también es una herramienta para que cada país pueda enviar su correspondencia y paquetería dentro y fuera de su territorio”, expresó.
Producción filatélica. Son los correos oficiales de cada país los autorizados para producir y vender filatelia, bajo los lineamientos de la Unión Postal Universal, organismo especializado de las Naciones Unidas para los servicios postales, que fue creado en octubre de 1874. También existen comerciantes de filatelia que compran a los correos del mundo y revenden en diferentes canales de venta.
Cada año, Correos de Costa Rica prepara un plan de emisiones postales para el cual se contemplan propuestas de la ciudadanía en general, así como de especialistas en la materia. También se incorporan temas vinculados con acontecimientos relevantes a nivel nacional e internacional, colecciones postales y sugerencias de organismos internacionales.
Todas las propuestas son analizadas por la Comisión Técnica Filatélica, la cual determina el tipo de material filatélico que se producirá para cada tema aprobado.
Arte postal. Flora, fauna, arte, deporte, gastronomía, arquitectura, acontecimientos históricos, personajes destacados, son tan solo algunos de los temas que inspiran las colecciones postales de Costa Rica y el mundo.
El diseño de cada estampilla implica todo un proceso de investigación, recopilación de material, diseño y posteriormente la impresión, la cual también conlleva un estricto control de calidad y seguridad al tratarse de un valor.
“Se dice que las estampillas son embajadoras de los países que los producen, lo que permite que cualquier ciudadano que lo desee, pueda comenzar su colección de estampillas y asociarla con algo de su interés, dada la amplia variedad de temáticas que existen dentro de la filatelia”, explica Oviedo.
Cada sello postal es una pequeña obra de arte que atrae la atención de coleccionistas nacionales e internacionales, una práctica que nace a finales del siglo XIX y cuenta con cientos de expertos y aficionados activos en nuestro país.
Correos de Costa Rica envía ejemplares de cada emisión postal a todos los países miembros de la ONU, los cuales las incorporan en sus colecciones y las exhiben en muchos de sus Museos.
Es así, como a través de la filatelia, Costa Rica ha dado a conocer al mundo entero su patrimonio histórico y cultural, sus riquezas naturales y demás elementos que le identifican como nación.