- Inversión del Sistema Financiero Nacional para la Vivienda durante la presente administración supera los ȼ9.540 millones.
- Viviendas se construyen sobre pilotes y en madera, adecuadas al clima de la zona y respetando la cultura de los pueblos indígenas.
- Se encuentran en territorios indígenas ubicados en los cantones de Coto Brus, Talamanca, Turrialba, Buenos Aires, Matina y Limón.
San José, 9 de agosto. Un total de 849 familias de territorios indígenas del país ya cuentan con una vivienda propia, para lo cual se realizó durante la presente administración una inversión superior a los ȼ9.540 millones, otorgados a través del Sistema Financiero Nacional para la Vivienda (SFNV).
Los territorios indígenas beneficiados con bonos de vivienda en los últimos dos años son Alto Chirripó, Coto Brus, Rey Curré, Salitre, Talamanca Bribrí y Tayní, ubicados en los cantones de Coto Brus, Talamanca, Turrialba, Buenos Aires, Matina y Limón.
La ministra de Vivienda y Asentamientos Humanos y presidenta de la Junta Directiva del Banco Hipotecario de la Vivienda (BANHVI), Irene Campos, especificó que el diseño de las casas en este tipo de territorios es diferente al resto del país.
Detalló que tras un proceso de diálogo con las asociaciones indígenas sobre sus preferencias, se obtiene un diseño arquitectónico adecuado a su cultura y materiales de su predilección, vinculado, además, a aspectos de clima y topografía.
“La tipología constructiva de las casas permite a la población indígena costarricense disfrutar de casas frescas y con el uso de pilotes, reducir el movimiento de tierras y el riesgo de ser afectadas por inundaciones. También les provee de espacios familiares y ambientes que responden a tradiciones ancestrales”, destacó la ministra Irene Campos.
Por su parte, el gerente general del BANHVI, Dagoberto Hidalgo, comentó que la vivienda para las comunidades indígenas requiere inversiones especiales, ya que además del costo de los materiales de construcción y la mano de obra, se incluye un presupuesto especial para transporte.
Indicó que muchas comunidades están alejadas de centros de población y el traslado de materiales debe hacerse en helicóptero, embarcaciones a través de ríos, a lomo de caballos o incluso al hombro de los trabajadores por la montaña.
“Nuestro compromiso es invertir lo necesario para dotar a los pueblos originarios de viviendas de calidad y adaptadas a sus tradiciones”, añadió Hidalgo.
Todos los elementos estructurales y complementarios de la casa, así como las paredes se edifican en madera importada, la cual está certificada y conlleva tratamientos químicos para hacerla más durable. Además, las viviendas están cimentadas sobre pilotes de madera anclados sobre pedestales de concreto.
Estos subsidios habitacionales se han otorgado en Turrialba de Cartago; Limoncito de Coto Brus, Salitre y Rey Curré en Buenos Aires de Puntarenas; y Carrandí de Matina, Matama, Talamanca, Valle La Estrella y Bratsi, en Limón. En estas comunidades, las casas son edificadas en el terreno otorgado a cada familia dentro del territorio por parte de la Asociación de Desarrollo del lugar.
Desde la creación del Sistema Financiero Nacional para la Vivienda, en 1986, se han entregado a familias de territorios indígenas 8.729 bonos, para una inversión superior a los ¢56.588 millones.