La mañana de este miércoles 12 de julio, el Presidente de la República, Luis Guillermo Solís Rivera, se reunió con el Canciller Manuel A. González Sanz y con la Embajadora de Costa Rica ante las Naciones Unidas en Ginebra, Elayne Whyte, quien presidió la Conferencia de la Organización de Naciones Unidas (ONU), que adoptó el Tratado sobre la Prohibición de las Armas Nucleares.
Tras el logro alcanzado, el Presidente de la República destacó que “con mezquindad algunas voces han insinuado que el hecho de que solo 122 naciones hayan suscrito este tratado es una expresión del fracaso, esas voces caerán por su propio peso, los alcances de este tratado están todavía por verse y trascenderán. La humanidad siempre ha sido más grande y más lúcida cuando las razones de la política, que sobran en este caso, adicionan las de la ética y las de la moral. En este sentido quiero sumarme a la alegría del mundo por este logro, en el cual generaciones de seres humanos han luchado y muy pocas han logrado mirar la fortuna de este alcance”.
El Canciller de la República resaltó que “esto no ha pasado de un día para otro. Se ha trabajado de manera silenciosa y también de manera local, a través de muchos países a los que hay que agradecer que hayan pensado en Costa Rica y que hayan hecho el reconocimiento a nuestro país para que presidiera, en la persona de la Embajadora Elayne Whyte, la negociación de este tratado. Costa Rica, no me cabe la menor duda, sino es el más, es uno de los países más legitimados en el mundo para hablar de desarme, en todas sus formas, en absoluta autoridad moral”.
El Ministro González también aprovechó para hacer un llamado a la Asamblea Legislativa para que, llegado el momento, Costa Rica ratifique este tratado y sea uno de los primeros países en el mundo en materializar este compromiso. También aseguró que Costa Rica seguirá trabajando de previo a la firma en la Asamblea General de Naciones Unidas y con prioridad en la universalización del Tratado.
Por su parte, la Embajadora Whyte mencionó que “estamos en un momento donde todas las potencias mundiales han anunciado programas de modernización cuyo costo trasciende nuestra propia imaginación. Esos recursos que se derrochan, bien los necesita la humanidad para superar las enfermedades, promover la paz, buscar el desarrollo integral y promover y lograr la agenda de Desarrollo Sostenible que acabamos de aprobar en las Naciones Unidas”.
La Embajadora agregó que la aprobación del Tratado es un mensaje claro de la comunidad internacional, la cual evidencia que éste es el momento de retomar el camino del desarme y está dispuesta a asumir la responsabilidad y no esperar y acusar a los que no actúan.
En el logro diplomático, el equipo de trabajo de Costa Rica estuvo a cargo de la redacción del borrador que luego fue acogido como el texto final del Tratado; así como de la negociación con cada una de las delegaciones de los Estados miembros. En este proceso contribuyeron aparte de la Embajadora Whyte, la Embajadora Gioconda Ubeda, el Embajador Sergio Ugalde, el Embajador Norman Lizano, así como el Representante Permanente ante la Organización de las Naciones Unidas en Nueva York, Embajador Juan Carlos Mendoza, el Representante Alterno, Rolando Castro, el Director General de Política Exterior, Christian Guillermet y las diplomáticas Adriana Murillo Ruin, Jefe de Asuntos Multilaterales y Marcela Zamora, Paula Coto y Maritza Chan.
Tras unas emotivas palabras, Whyte cumplió con la encomienda que un grupo de Hibakushas, como se les conoce a los sobrevivientes de las bombas atómicas de Hiroshima y Nagasaki, le hicieron de transmitir un mensaje de agradecimiento al Presidente Solís a través de la entrega de un broche como reconocimiento al liderazgo político de Costa Rica y a la persona del Presidente Solís, como un hombre de paz, a su vez, aprovechó para entregarle al mandatario una copia del Tratado adoptado por la Conferencia de la ONU.
A partir de ahora, el texto del documento deberá abrirse a la firma de los países, lo que sucederá el próximo 20 de setiembre de 2017, durante la semana de alto nivel de la próxima Asamblea General de la ONU. Posteriormente, cada uno de los países firmantes deberán ratificarlo en sus respectivos foros parlamentarios.
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