Discurso de la Vicepresidenta Ana Helena Chacón, Sesión Plenaria de la V Cumbre de la CELAC

Discurso de la Vicepresidenta de la República, Ana Helena Chacón, en ocasión de la Sesión Plenaria de la V Cumbre de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC).

Punta Cana, República Dominicana.

25 de enero de 2017.

Amigas y amigos, Es con gran entusiasmo que el Gobierno de Costa Rica participa en esta quinta edición del encuentro de los 33 países socios latinoamericanos y caribeños; que confirma una vez más su apuesta por el diálogo, la concertación política y la cooperación, como el camino más viable hacia la paz, la democracia y la solidaridad de nuestra región. Hace tan solo dos años, celebramos en Costa Rica la III Cumbre de Belén. En aquella ocasión, organizar tan honroso evento en nuestro país significó un momento especial. Nos dio la oportunidad solemne para revelar, una vez más que nuestro desarrollo está íntimamente vinculado al de otras naciones afines a la nuestra, con valores comunes y desafíos similares. Pero ante todo, nos hermana el anhelo por alcanzar mejores niveles de bienestar y de calidad de vida para los pueblos que representamos y de quienes somos su voz. Agradezco al Gobierno y al pueblo de la República Dominicana, por su hospitalidad y por permitirnos –una vez más- continuar con este maravilloso proyecto que es la construcción de nuestra Comunidad. Como lo dijera nuestro Presidente, Luis Guillermo Solís, durante la III Cumbre, en Belén: tenemos frente a nosotros el inmenso encargo y el supremo honor de liderar los designios de las sociedades que representamos. Esto demanda de nuestra gestión, observar con sinceridad y responsabilidad los retos que surgen cada día en el esfuerzo conjunto de la CELAC, por lograr un mayor desarrollo sostenible y principalmente, agudizar la mirada para comprender que detrás de estos empeños y de cada uno de nuestros compromisos, hay millones de seres humanos a quienes les debemos un sagrado compromiso ético que en el ejercicio del Buen Gobierno, nos exige transparencia, rendición de cuentas y efectividad para ejecutar nuestras tareas. En la CELAC, hemos venido discutiendo temas que para Costa Rica son relevantes. Como país, apostamos por impulsar políticas que trascienden nuestras fronteras y que aspiran a sociedades más justas e inclusivas que entiendan el desarrollo humano como el mayor bienestar posible para todas y todos. Por otro lado, tenemos un férreo compromiso con la defensa y la promoción de los derechos humanos, porque entendemos la Dignidad Humana como su principio fundamental y como el más poderoso instrumento para el entendimiento y el respeto entre los pueblos desde una visión de alteridad. Por ello, bajo esa lógica del respeto por los DDHH, celebramos algunas decisiones recientes que apuntan a solventar necesidades importantes de nuestra comunidad y que nos permiten articular conjuntamente mayores iniciativas para dar respuesta a desafíos comunes, que son también globales. Nuestro compromiso con el multilateralismo efectivo y transparente, dio pasos fundamentales con la adopción de la Agenda 2030 sobre desarrollo sostenible y sus objetivos; y la Agenda de Addis Abeba, sobre Financiamiento para el desarrollo. La CELAC ha hecho suyas ambas agendas y por ello, deberíamos movilizar y comprometer recursos domésticos e internacionales, para avanzar en los compromisos que de ellas derivan y los objetivos de desarrollo que desde nuestro ámbito hemos trazado. Claramente, la universalidad de la Agenda no significa uniformidad en su implementación y alcance. Además, debemos reconocer la naturaleza multidimensional de la pobreza y las necesidades de la enorme diversidad de grupos humanos que conforman nuestros países. Aprovechar las oportunidades que ofrece la cooperación Sur-Sur en la CELAC y la cooperación triangular de la CELAC con nuestros socios regionales, permitiría también redoblar esfuerzos para el cumplimiento de los planes de acción y las iniciativas sectoriales que tenemos. Ciertamente, nos corresponde seguir trabajando para consolidar nuestra relación con otros bloques y países estratégicos. La agenda social, ambiental y económica en nuestra región, debe tener un lugar prioritario. América Latina y el Caribe es una región extraordinariamente rica en su diversidad cultural, sus recursos naturales, su biodiversidad, su capacidad productiva y sin duda, rica en capacidades humanas para  innovar, reinventarse y seguir teniendo las riendas del futuro que es solo el que decidamos, el propio, el de cada uno de nosotros Pese a ello, es en América Latina y el Caribe, a donde existen los más altos niveles de desigualdad del mundo y es ese precisamente, uno de los mayores retos que debemos enfrentar y quizá la más grande tarea que nos corresponde acometer. Porque nuestra deuda con quienes menos tienen, con esos tantos millones de personas en mayor situación de vulnerabilidad y que sobreviven cada día con lo mínimo; es enorme y debemos enfrentarla con urgencia. En la Cumbre de Belén, impulsamos el debate sobre la necesidad de continuar la lucha contra el hambre y la pobreza y, pese a los esfuerzos que ha venido haciendo la región, los avances siguen sin ser rápidos y suficientes. Debemos insistir en la promoción y protección de los derechos de las poblaciones indígenas, de las mujeres, de los niños y las niñas, de las personas con discapacidad, de nuestros adultos mayores y de las personas migrantes, entre otras poblaciones, históricamente excluidas del acceso a las oportunidades que debe brindar un Estado de Derecho, porque ese es su mandato y su razón de existir. Reiteramos por ello nuestro llamado para que la CELAC mantenga su acento en estos ámbitos de trabajo. Continuar, además, el Plan de Seguridad Alimentaria, Nutrición y Erradicación del Hambre en la CELAC 2025, implementar las agendas de agricultura familiar, de género y empoderamiento de la mujer, de educación y de cultura de la CELAC; son marcos propicios de trabajo para orientar nuestras acciones en los próximos años. La CELAC cuenta con un invaluable acervo de políticas públicas y experiencias nacionales de nuestros 33 países que están a la espera de ser consideradas como una referencia en las discusiones de nuestra comunidad y que también están listas para ser escuchadas en los foros internacionales, donde seguiremos utilizando nuestra voz para aportar a esas discusiones globales que requieren atención. Costa Rica buscará la coherencia, la complementariedad y la no duplicación de las agendas de desarrollo que le competen, tanto a nivel global como nacional y por ello, apoya una CELAC que propicie mayor sinergia en sus acciones con otros foros, tanto como una coordinación más eficaz con los mecanismos de monitoreo y ejecución existentes a nivel subregional y regional. La aspiración de alcanzar un desarrollo sostenible a largo plazo en la CELAC, debe entenderse en el contexto de la globalización y por ello, de su obligado vínculo con el resto del mundo. Costa Rica es un país ambicioso en materia de Cambio Climático porque cree seriamente que estamos en un momento de inflexión.  Hemos impulsado la tesis de que nos corresponde a todos los países poner nuestros empeños para mitigar y adaptarnos al cambio climático mediante la acción climática. En tal sentido, mi país da la bienvenida a las negociaciones y la adopción del Acuerdo de París, uno de los principales logros de la diplomacia multilateral de los últimos años; y que es –al mismo tiempo- prueba maravillosa de que sí es posible encontrar soluciones conjuntas a los problemas más acuciantes de la humanidad, mediante el compromiso verdadero, la voluntad política y el diálogo asertivo que acerque la construcción colectiva. Hace 68 años, Costa Rica abolió el ejército y desde entonces, nuestra doctrina de defensa se sustenta en el diálogo, la negociación entre los Estados y el Derecho Internacional. Nuestra participación en la CELAC, es una apuesta por abrir mayores espacios de diálogo político entre nosotros y seguir avanzando hacia la paz y el desarrollo humano de nuestros pueblos. Coincidentemente, Costa Rica y la CELAC endosaron la Promesa Humanitaria y  abogamos por un mundo libre de armas nucleares.  Hemos reiterado nuestro compromiso con el multilateralismo efectivo y el rol fundamental de la organización de las Naciones Unidas. Hemos reafirmado nuestra convicción de que las decisiones consensuales logradas en el marco del multilateralismo constituyen el fundamento de un orden internacional eficaz, que contribuye a la paz y a la seguridad mundial. Como región hemos sabido concertar para trabajar por un mundo cada vez más justo, equitativo, seguro y solidario. Precisamente por ello, hemos proclamado a América Latina y el Caribe como una Zona de Paz.  Sin embargo, tenemos aún el reto de derribar paradigmas de violencia y trabajar conjuntamente para lograr el desarme total en nuestra región, mejorar los mecanismos de prevención de conflictos y resistir a las tentaciones de las carreras armamentistas que parecen iniciar una nueva escalada a nivel global. En Costa Rica seguiremos proclamando el anhelo de vivir en una cultura de paz sin fronteras, que nos incluya a todas y todos, que sea patrimonio común y que sirva como fortaleza inequívoca para lograr un verdadero desarrollo sostenible. Por ello, nuestro gobierno trabajó decididamente para preparar la sesión Especial de la Asamblea General de las Naciones Unidas sobre el Problema Mundial de Drogas –UNGASS 2016-, que tuvo lugar en abril del 2016, precisamente en aras de evitar que este flagelo comprometa la vida de nuestras futuras generaciones. Debemos privilegiar medidas preventivas con el fin de fortalecer la inclusión social y el bienestar de las personas, coordinando acciones conjuntas entre el control y la prevención integral. Deseamos para nuestros pares  latinoamericanos y caribeños sociedades cada vez más justas e inclusivas, resilientes y sostenibles; respetuosas de los derechos humanos a donde nadie quiera emigrar ni se vea obligado a hacerlo. Para Costa Rica, en CELAC encontramos respaldo y futuro fértil para hacer realidades de estas aspiraciones; por ello, celebramos estos trabajos de hoy y hacemos genuinos votos de optimismo para que el futuro nos encuentre en concordia, con una justicia sólida, fuerte, que nos cubra a todas y todos. ¡Muchas gracias!]]>