Nueva York, 20 de setiembre de 2016.
El crecimiento urbano de nuestras ciudades plantea desafíos centrales para la reflexión y la acción de las autoridades. Para darnos una idea, en el caso de Costa Rica, la población de la Gran Área Metropolitana pasó de 1.288.082 en 1984, a 2.268.248 en el año 2011, como parte de tres décadas de crecimiento urbano no planificado, insostenible y excluyente. Esta región es la más habitada del país y en materia de vivienda, en ese mismo periodo, se duplicó creciendo 1,3 veces.
Los costos de un crecimiento urbano sin planificación son altos, en nuestro país se manifiestan con fuerza, por ejemplo, en materia de congestionamiento vial, representando un costo económico y ambiental relevante para el país, así como en la vulnerabilidad a desastres, en el 2014 un total de 565.235 personas en pobreza habitaban en zonas vulnerables a los desastres.
Este fenómeno de crecimiento también se da a nivel regional, ya que en los países centroamericanos la tendencia se mantiene hacia la urbanización aunque a distintas velocidades, liderando en este proceso Costa Rica y Panamá, que entre el 2000 y el 2013 ambos países aumentaron sus habitantes urbanos en alrededor de un 13%.
Por tanto, a la hora de pensar el desarrollo de las ciudades y el papel de la economía social solidaria, no podemos perder de vista este fenómeno de crecimiento, que tiene efectos importantes en la infraestructura, ecosistemas y las capacidades de prestación de servicios públicos, así como el reto de darle oportunidades a sectores que hoy se encuentran excluidos del desarrollo en las ciudades.
El mundo en el que vivimos hoy es un mundo que está en reconstrucción. Desde hace 30 años la tierra no es más un péndulo ideológico con extremos opuestos, sino que la pluralidad ha tomado un papel estratégico en nuestra realidad, que es dinámica y desafiante.
Con la globalización, tenemos retos enormes para poder desempeñarnos y ser competitivos y responsables en un nuevo entorno mundial, que ha puesto como centro al mercado, la producción de riqueza y la explotación muchas veces despiadada de los recursos naturales. Y es en este contexto que la economía social solidaria toma un papel protagónico, principalmente en las comunidades urbanas y rurales, otrora olvidadas y al margen del desarrollo, que ven en la economía social solidaria ese motor para ser reconocidas, potenciadas y tomar su lugar en la historia.
Y por eso, es de suma importancia esta actividad que nos reúne hoy aquí, de cara al Encuentro Internacional de Hábitat III en Quito, para ponernos a reflexionar sobre el rol que ha tenido y debe tener la ESS en el desarrollo de nuestras ciudades, pero no cualquier desarrollo, sino uno inclusivo y estratégico, que ponga a las personas en el centro, respetuosos de los derechos humanos y de la naturaleza.
En esta línea, en Costa Rica la ESS ha aportado con fuerza al desarrollo de nuestras ciudades, en primera instancia administrando servicios públicos de agua y electrificación, en zonas donde al Estado se le imposibilita atender con contundencia, o forjando alianzas público-privadas con la institución rectora de salud de nuestro país, para administrar con excelencia clínicas y centros de salud para el beneficio y la mejor atención a las demandas de nuestra población.
Así como estos, podemos dar múltiples ejemplos del aporte de la ESS al desarrollo de las ciudades en sectores estratégicos, como las empresas asociativas de transporte público y educación, asociaciones y cooperativas agropecuarias, cajas y cooperativas de ahorro y crédito, mutuales de socorro mutuo y asociaciones de desarrollo integral, muchas de ellas comprometidas con el ambiente y la gestión de residuos sólidos, siendo un instrumento de incidencia que incorpora de manera decidida a las mujeres.
Dicho lo anterior, el desafío de incorporar a la ESS al desarrollo de las ciudades sigue pendiente, y de parte de Costa Rica, en el informe nacional en el marco de Hábitat III, hemos señalado como una prioridad profundizar la creación de empleo y oportunidades mediante la ESS, promocionando encadenamientos y espacios de empleabilidad asociativos o cooperativos, para impulsar desde el corazón de nuestras ciudades emprendimientos que unifiquen, generen arraigo y oportunidades para quienes más las necesitan.
Con motivo de Habitat III, es necesario articularnos en la construcción de acciones conjuntas para incidir en la agenda internacional y nacional de los países, con el fin de visibilizar el rol protagónico que debe tener la ESS en el pensamiento de las ciudades, y su papel como una aliada estratégica para un desarrollo más equitativo y solidario. Por esto resalto la importancia del evento paralelo que se desarrollará en Ecuador, con motivo de Habitat III, para que sea un espacio de encuentro, incidencia y visibilizaición de la agenda de la ESS a nivel internacional.
Las personas que nos encontramos hoy aquí somos aliados de primera línea: juntas potenciamos el desarrollo de nuestras ciudades y deseamos verlas como motores de bienestar, solidarias e inclusivas. Les invito a continuar trabajando con empeño en esta historia que estamos construyendo juntos.
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